HUELGA Y PATRIMONIO

Bochornoso

Antonio M Olivas Salguero

Mérida

La huelga es un derecho constitucional. Pero la huelga no debe servir para que bandas de desaprensivos sin escrúpulos hagan daño al patrimonio de una ciudad. Y eso es lo que han hecho sin temblarles las manos esos impresentables con el Puente Romano de Mérida.

Cuando el pasado día 24 vi las arengas y soflamas en pro de la huelga general pintadas en el suelo del puente, se me removieron las tripas de indignación.

Estos extremistas incultos que se amparan en la impunidad de la noche para cometer sus actos vandálicos, merecen el rechazo de las personas que aceptando o no la huelga, no consienten ese ultraje a la riqueza arqueológica y cultural de Mérida.

Espero y deseo que el peso de la ley caiga sobre ellos y que esas aficiones pictóricas la practiquen, por ejemplo, en los anteriores de sus viviendas.

AL CONCEJAL DE OBRAS

Solo falta una fuente

Chelo Mena

Cáceres

Soy vecina de la calle Países Bajos de la barriada de los Fratres en Cáceres y hasta ahora carecíamos en dicha barriada de instalaciones deportivas para ocio de nuestros hijos, lo cual, con su reciente construcción lo disfrutan de forma entusiasta.

Pero para su total equiparación y completar tan magníficas instalaciones falta una fuente , tan necesaria como imprescindible, que evite a los jóvenes tener que desplazarse para calmar su sed a distancias considerables.

Espero de su buen hacer, subsanando dicho olvido.

SUCIEDAD ACUMULADA

Papeleras para elpaseo Hernán Cortés

Mary Durán Calle

Cáceres

Por favor, papeleras para el paseo Hernán Cortes. He denunciado hace algún tiempo este paseo por su suciedad, pero ahora me dicen amigos que van con sus perros a pasear por allí que no saben qué hacer con los excrementos de dichos animales. Porque sí, llevan sus bolsitas para recogerlos, pero dónde los tiran? No hay ni una papelera. ¿Qué tienen que hacer?, ¿guardárselo en el bolso y llevárselo para casa?, ¿o tirarlo al parque?, ¿o dejar allí junto a los montones de latas y porquerías que se acumulan en dicho paseo? Es vergonzoso, no creo que cuesta tanto poner por lo menos dos papeleras, una al principio y otra al final del paseo.

Me pregunto, ¿qué pasaría si cuando alguien está tirando lo que ha ensuciado su perro pasara un guardia y le viera tirarlo allí al suelo? ¿Le pondría una multa? De verdad, da qué pensar. Pero tranquilos paseantes, que por allí no pasa nadie que os vea, esa es la pena.

VICTIMAS DE LA TORMENTA

A las aves de Cáceres

María Francisca Ruano

Cáceres

Al atardecer, el dieciséis de septiembre, una inesperada tormenta infinita se desplaza con sus granizos a la ciudad. Anidan y se cobijan en oquedades, follaje, tejados, ventanas, tapacubos, arbustos, estaciones de tren los gorriones, los mirlos, estorninos, grajos o cornejas, al sentirla llegar. El nombre de las aves de una ciudad no es tan brillante como ellas mismas, arrullando y piando y sobrevolando los cielos, aparentemente sin problemas. Dice un haiku japonés antiguo: "canta el pajarito, sin padre, sin madre ni posteridad". Por eso también les adoramos sin ni siquiera saberlo.

Cantaron todo el verano, al amanecer, al anochecer, en los mediodías arrasados de calor y pereza. Pero allí estuvieron el largo y sofocante estío con todos sus nombres, coloridos, tamaños y plumas.

A nuestro lado. Al lado de nuestros pesares o juegos o verdaderas tragedias. Qué elegante sencillez había en aquellos sonidos naturales entre setos y árboles que no tenía fuerza el viento caliente de mecer. Al atardecer del jueves vieron la llegada de rayos, viento y una lluvia de piedras blancas y heladas que cayeron sobre una gran mayoría de ellos fulminándolos en mil lugares. Sus cadáveres minúsculos quedaron alfombrando la tierra sucia. Y la ciudad tiene menos canciones, en las casas se escucha apenas trinar, y no están en todas partes aunque probablemente creíamos que siempre habría muchos pájaros en la ciudad.

Están presentes sus ausencias.