Escritor

Es el gran drama de nuestro tiempo. Nuestros universitarios extremeños dan una cifra ridícula de lectores de periódicos. Yo me pregunto: ¿Cómo se las arreglan? ¿Cómo se puede pasar por la vida sin saber en qué circunstancias se desarrolla ésta? ¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo te afecta? Pues nada. Después hay una cosa chusca. De toda la vida se ha ridiculizado que los funcionarios leyeran el periódico, y hasta los mismos periódicos hicieron esa campaña de desprestigio. ¿Cómo es posible pensar que un funcionario no lea un periódico? Si un funcionario da un servicio público, cómo puede estar al margen de la realidad que le rodea que suele, además, generarla la propia dinámica pública del Estado...

Nuestro gran problema sigue siendo la ignorancia. Todo lo que repite Aznar, como lo que repite el Papa, dice bastante poco en favor de sus conocimientos. La pastoral sobre los malos tratos es un monumento de ignorancia. ¿Ustedes qué pensarían de un músico que fuera a dar una conferencia sobre violines desconociendo hasta su forma geométrica...? Pues eso está a la orden del día.

Bush y Aznar se han pasado un año desconociendo lo que todos sabíamos: que nunca encontrarían armas de destrucción masiva en Irak. Entonces, ¿a qué jugamos? ¿Es que hemos ido a la guerra para buscarle un enchufe al hijo de Aznar en Estados Unidos...? ¿Esos son los beneficios? Yo me alegro por Aznar y su hijo, pero si después no te dan parte en el pastel para todos...

Todavía está porque yo le haya oído nada al Papa verdaderamente profundo y verdadero. Por ejemplo, a Pío XII no le caían del todo mal los nazis, bueno, sus encíclicas tenían una morbidez especial. Se las debía hacer el cardenal Montini. Hoy no sabemos quién está detrás de este Papa, que manda hacer pastorales desconociendo la materia.

Y encima ridiculizan a los funcionarios por leer periódicos. O sea, que la lectura siempre es perversa.