XHxace ya la friolera de 28 años que estamos en ello. Morfología, sintaxis, semántica. Desde las elementales nociones de fonética y fonología hasta los ultimísimos niveles del léxico. Historia de la Literatura Española. De San Millán hasta el reciente verso del penúltimo iluso que presume de poeta. Realmente un hartazgo.

Pasaron por mis clases Luis y Antonio Sáez Delgado, Javier y Julián Rodríguez Marcos, entre otros cultivadores brillantes del verso y la prosa, y naturalmente otros muchos que sólo pasaban por allí. Quiero decir, de todo. Han sufrido, compartido, disfrutado y reído conmigo, en torno a estas asignaturas, un buen puñado de generaciones.

Cualquier tiempo pasado fue mejor. No le quepa duda. Lo que pasa es que a las preclaras mentes todo lo que desprenda aroma a enseñanza del ayer, en centro laico o religioso, y sobre todo en los años de aquel régimen, les sabe a asta chamuscada. ¡Qué inquina hacia el pasado!

Bien, en la escuela rural de D. Antonio Santos, párvulo aún, antes de que mi padre me enviara al internado, ya nos sabíamos todos los accidentes geográficos de los ríos de España; conjugábamos todos los verbos; algunos recitaban la lista de los reyes godos o de los hijos de Jacob como el que tose; los más se ejercitaban con soltura en la aplicación de las cuatro reglas y otras virguerías matemáticas, y además, todos lucíamos unos cuadernos escritos con afán y primor. ¡A los diez añitos!

Bueno, el P. Camilo era buena persona, pero el trago y la humareda del cigarro le velaban su labor pedagógica; el P. Fernando me enseñó francés de tal manera que aún hoy pego la hebra en lengua gabacha sin esforzarme; el P. Eduardo despertó en mí tal afán por los clásicos que aún lo mantengo intacto, y si fui un desastre en matemáticas no culparía yo a D. Miguel Antonio Esteban, con el que disfrutaban de lo lindo los amantes del cálculo y la trigonometría. Con D. Ricardo Durán hasta yo aprendí la formulación química básica, y aunque la pasión por la Lengua y la Literatura Españolas se desató en el curso crítico de PREU, ya antes el P. José y el P. Orduña me habían ido marcando el camino; porque en 4º de Bachiller leíamos a Rosalía de Castro y recitábamos ¡en catalán! a Mosen Xintu Verdaguer y a Joan Maragall (Alfonso Bernáldez recita aún los versos de la vaca §ega ), y nada extraños eran para nosotros Rojas Zorrilla o Gómez de Avellaneda.

En los 70 y 80, un muchacho de 3º de BUP leía, y comentaba, el Cantar de Mío ‡id, el Libro de Buen Amor o Las Cartas Marruecas. Un alumno de COU, en su Selectividad, tenía que identificar y comentar un poema o un texto en prosa, sin que figurase el nombre del autor. Cuatro horas semanales de Lengua y otras cuatro de Literatura. Hoy un alumno de 1º o de 2º de Bachillerato dispone de tres horas semanales para Lengua y Literatura Españolas y Comentario de Texto. El libro dedica a D. Pío Baroja cuatro o cinco líneas. Tremendo nivel, increíble progreso.

Donde uno termina acongojándose es cuando, a cada dos por tres, oye eso de fomentar la creatividad. Los alumnos tienen que ser creativos. Las flores nacen en el aire y se alimentan del éter. La tierra de la maceta no sirve para nada. Los niños, en vez de cultivar su intelecto con el estudio y el aprendizaje de conocimientos y lecturas, lo que tienen que ser es creativos. Hay que llenar las clases de lopes, quevedos, cervantes, galdoses, lorcas, celas y umbrales. Y además todos, nada de quedarse alguno rezagado. Eso de saber quienes fueron los españoles que nos dejaron tantas obras magníficas para nuestro placer y disfrute, es lo de menos; lo que interesa es crear, como Dios Nuestro Señor. Sacar de la nada. Los españolitos tienen que ser creativos, lo mismo da que estudien o no. ¡A crear se ha dicho!

*Profesor