Escritor

La lengua nos comunica como seres, y el lenguaje es la manera que tenemos para expresar lo que sentimos de una manera digamos política. En el lenguaje intervienen otros elementos que lo conforman de acuerdo a nuestras necesidades. Si somos fascistas, nos manifestamos de acuerdo a esa manera de ser y de sentir, por cierto hoy muy enriquecida, porque para ser fascista no es necesario matar todos los días a un congénere, basta con la forma de expresarte, bien visceralmente o tabernariamente, o con desprecio de sexo. El fascista es testicular. En el otro extremo está el que utiliza palabras finas o desusadas, que subliminalmente tienen un sentido de acuerdo con tu ideario. Cuando dices que no te interesa la política, ya manifiestas un interés político. Desterrar el lenguaje político fue una tarea a la que se entregaron con abnegación hasta poetas de cierta calidad. Se intentaba desterrarlo obligándonos a no ser solidarios, por poner un ejemplo.

Leemos unas declaraciones de Julián Chávez en Hoy , como investigador de la Guerra Civil y, de alguna manera, quien lo entrevista quiere llevar al huerto en lo referente a la represión y a las matanzas habidas durante la guerra en Extremadura. La entrevistadora utiliza un lenguaje lleno de incredulidad, que cerca al historiador, que termina la entrevista con una frase que nos llena de desazón: "Se trata de dar una luz sobre los grandes tópicos de la Guerra Civil" en Extremadura.

A esa guerra infame se la ha tratado casi siempre del lado de los vencedores, con esa indulgencia que tienen las guerras necesarias, a la que se llegó a llamar nada menos que Alzamiento Nacional, o la guerra de Cristo contra el ateísmo y de mil maneras más, como queriéndole dar una propiedad de cuño. Pero lo que todavía no se había usado es la palabra tópico. Una guerra que dejó un lastre de muchos tópicos y hoy se buscan las fosas comunes. Qué cosas ocurren. Es decir, que sesenta y tanto años después todavía se intenta confundir al personal o enmascararle la cuestión como si de no ser así, perdiera votos la derecha.

No, pues esa guerra no ha sido un tópico. Acaba de publicar El País y entregarla con el diario, la obra de André Malraux, La Esperanza. Impresionante novela sobre la guerra de España, que yo recomiendo leer a Chávez para que no vuelva a caer en la tentación de investigar "los grandes tópicos de la Guerra Civil" del 36.