En su artículo Autoconsumo eléctrico para ricos, el profesor Martínez Abascal considera que el autoconsumo eléctrico es una moda para ricos y esnobs y justifica que España desincentive esta práctica. Pero si es para ricos, es precisamente por culpa del real decreto de autoconsumo. Y por tanto, la solución no es mantener las trabas, como defiende el autor, sino eliminarlas. El real decreto aprobado el pasado octubre prohíbe el autoconsumo compartido por varios autoconsumidores que habiten un mismo bloque de viviendas, que es como vive la mayoría de la gente. Por ello, solo quien tenga una vivienda unifamiliar con tejado propio podrá hacerlo. Es decir, el autoconsumo puede ser para todos, pero el real decreto hace que sea para ricos.

Además, no es cierto que el autoconsumidor deje de pagar factura eléctrica. En la mayoría de los casos, los autoconsumidores siguen conectados a la red y pagando los costes del sistema. Con el real decreto pagarán además el impuesto al sol, contribuyendo así doblemente a sufragar la red eléctrica. Por tanto, el autoconsumo no es caro, lo hace caro el real decreto. Y al señalar que es mejor hacer grandes centrales eléctricas que autoconsumo, se obvia que el autoconsumo reduce las pérdidas del sistema, porque la producción y el consumo se hacen en puntos muy cercanos, y permite generar energía sin ocupar territorio.

En resumen, centrales grandes sí, pero autoconsumo también, aprovechando las ventajas de ambos. Para que el autoconsumo sea cosa de todos, la solución es adoptar medidas de fomento, reduciendo trámites y cargos y permitiendo el balance neto. Poniendo trabas e impuestos adicionales e impidiendo el autoconsumo compartido, sí pasa a ser cosa de ricos.