De un momento a otro, el señor Aznar anunciará que en las próximas elecciones habrá un candidato negro como el azabache, igual que anunció la presencia en las listas de un discapacitado. Podría ser un magrebí, un paquistaní o un andino, pero con un centroafricano queda más patente que no es hombre de prejuicios raciales.

Tiene que borrar la mala imagen del anuncio de la tercera ley de extranjería en tres años. La segunda fue más restrictiva que la primera y la tercera lo será más que la segunda. No puede echar la culpa a los socialistas de haber legislado mal. Todas son normas legales propuestas por el Gobierno y aprobadas por el PP. Se diría que con un tema tan serio como la inmigración se están haciendo ensayos en España con seres humanos. Se prueba una ley y, si no ha salido lo dura que se esperaba, se promulga otra. Así ha ocurrido entre el 2000 y el 2003, y, si el PP se mantiene en el poder, seguirá pasando igual en el 2004, el 2005, el 2006... Tantas leyes de extranjería como años de mandato... En Africa, Asia, Latinoamérica y el Este europeo se las ingeniarán para entrar en la tierra de la que el PP quiere ser celoso guardián. Sólo si la situación social del mundo se invirtiera, España y Europa podrían tener las puertas abiertas, sin ningún temor de que alguien se colara.

Pero no es probable que esto ocurra, y si el PP continúa mandando, pero sin el señor Aznar, el columnista propone que en el momento del relevo se le recompense con unas simbólicas Llaves de España que le harán mucha ilusión. O con el título de Portero Mayor del Reino, para el que ha demostrado sentir auténtica vocación.