TLtlega mayo y llegan las ferias del Libro y las lluvias que suelen caer cada vez que se instalan casetas con libros en las calles o se celebra la Feria de San Isidro. Llega mayo y vienen a las provincias como apóstoles de la letra impresa todo tipo de escritores, famosos con memorias y sin memoria, historiadores, betselleros y demás. Vienen con la intención de firmar sus obras y porque se lo dice la editorial de turno. Y vienen a comprobar cómo España es un tesoro de gastronomías locales.

Me aburro mucho en las ferias de libros porque casi todo lo expuesto es parecido y archipublicitado. Uno ha superado ya la etapa de lector de cualquier cosa y anda sumergido en la búsqueda de libros que aporten algo más que unas horas de ocio. Me gustaría, si es posible, que alguna editorial publicase un día la continuación del Lazarillo de Tormes. No la que tuvo cierta fama sino la que se imprimió en Amberes a finales del siglo XVI y que intitulada como Las verdaderas aventuras de Lázaro de Tormes situaba estos episodios en el reino de los atunes o sea, bajo las aguas, submarinas. Desde que conocí su existencia no hago otra cosa que recorrer librerías de viejo y librerías virtuales para ver si lo encuentro. Tampoco estaría mal que alguien me dijera dónde puedo encontrar un relato fidedigno del suceso llamado Los plomos del Sacro Monte en el que nuestro Pedro de Valencia tuvo un lugar destacado dando carta de naturaleza a unas enigmáticas planchas de plomo que tenían grabados, nada menos, discursos del apóstol Santiago , palabras de la propia Virgen y otros testimonios de esa guisa y que por su tono esgrimían los moriscos como ejemplo de sincretismo cristiano-musulmán.

*Dramaturgo y directordel consorcio López de Ayala