TNto hace mucho que tal vez por deformación profesional acababa toda novela que empezara a leer. Ya no. En cuanto un libro me aburre, aturde, disgusta o desilusiona lo dejo. Las dos últimas que terminé a regañadientes son El asedio , un ladrillo importante, y El tango de la guardia vieja que me resultó pestiño quizá aun mayor. De Pérez Reverte . Ahora me aguarda El francotirador paciente . La empezaré, confiando en que su autor vuelva a ser el de El maestro de esgrima, La tabla de Flandes o incluso el primer Alatriste . Lo abandonaré si no cumple dos premisas esenciales. Que esté bien escrito y que me divierta.

Lo cierto es que mi bagaje de novelas abandonadas aumenta a medida que cumplo años. Y mi facilidad para confesarlo y aconsejarlo, también. Lo que no me gusta lo dejo, a no ser que por obligación tenga que apurarlo. Y usted, querido lector, debería hacer lo mismo, en mi modesta y tal vez equivocada opinión. Que la vida es corta. Me costó terminar Intemperie , de Jesús Carrasco , pese a que fue Libro del año y está estupendamente escrito. Me aburría todo aquel realismo tan desagradable. Mas reconozco su mérito. Como el del apasionante Juego de Tronos , del que me retiré por su enorme crueldad, en el segundo libro. Perdiéndome la boda roja, la púrpura y no sé si alguna más. No pude terminar Regreso a tu piel , de Luz Gabás , libro en el que tenía depositada gran esperanza, y que ha resultado un vergonzoso fiasco. Y eso que Palmeras en la nieve era notable.

Vale la pena El jilguero de Donna Tartt , aunque sea larguísimo y desazonante. Resulta hilarante y esperanzador La analfabeta que era un genio de los números , cuyo autor, Jonas Jonasson , tiene el mérito añadido de que es sueco y sin embargo no escribe novela negra. Y ahora estoy disfrutando con La buena reputación de Martínez de Pisón .

Y si lo que les gusta son los cuentos, no se pierdan Tecleo en vano de Pilar Galán y La sal en los labios de Jose Antonio Leal Canales . Y no los recomiendo porque sus autores sean amigos míos, que lo son. Sino porque se trata de dos pequeños tesoros. Extremeños además.