WAw l final, se impuso la lógica aplastante de toda competición deportiva de larga distancia. Gana quien llega mejor situado en la recta final del campeonato. Bien es cierto que en las últimas jornadas, los vaivenes de la Liga se han parecido a ruletas rusas, siempre al filo de la tragedia, jugando siempre con el azar. El Barça ha perdido la Liga, y la ha ganado el Real Madrid, que en la última jornada tenía a favor jugar en casa y arropado por unos socios que llevaban tres temporadas en blanco. Muchos opinarán ahora que esta Liga, efectivamente, ha sido lanzada a la basura por el club azulgrana, tal era el grado de confianza con que se inició el campeonato. Muchos otros, sin embargo, pensarán que la gana el más regular, se mire como se mire. En esta ocasión quizás tendríamos que estar hablando del menos irregular, para ser fieles a la manera como ha transcurrido el campeonato. El triunfante Barça del 2006 empezó el curso con enormes expectativas y lo ha terminado con fisuras que, si bien en principio parecieron simples desperfectos, ahora, en la derrota, pueden convertirse en delicados problemas de estructura que pueden hacer tambalear el edificio que ha ido construyéndose con esmero. En el otro extremo, el Real Madrid inició la temporada con un juego paupérrimo, cruzó el ecuador con escasas esperanzas ligueras y, tras las pifias del Barça, enfocó la recta final de la liga al más puro estilo Fabio Capello, es decir, con trabajo y la dosis justa de brillantez futbolística. Finalmente, la pócima da dado resultado. ¿Seguirá el italiano?