WBwatasuna ha debido reconocer los límites que le impone la legalidad. El prohibido congreso que quería celebrar ayer en Barakaldo como si fuera un partido legal se convirtió en un semitolerado acto cívico. Y la asamblea congresual quedó pospuesta para una fecha indeterminada y, quizá, un lugar clandestino.

Seriamente debilitados por permanecer al margen de la ley, Batasuna y su portavoz, Arnaldo Otegi , han hecho saber que el proceso de reflexión y debate internos que tienen en marcha no será interrumpido. Y es que saben también que su supervivencia y su futuro político se encuentran dentro de los límites del sistema democrático. Más pronto o más tarde, Batasuna habrá de asumir que debe dejar de ser el sumiso brazo político de una organización terrorista. Por más que ETA lleve ya más de dos años sin verter sangre.

Por eso es reseñable que, más allá de los gestos de solidaridad nacionalista --incluido el del lendakari Juan José Ibarretxe -- con Batasuna, el presidente el Partido Nacionalista Vasco, Josu Jon Imaz , haya puesto el dedo en la llaga emplazando a Otegi a romper la dependencia que Batasuna tiene de ETA. En una decidida implicación peneuvista de este tipo debería estar parte de la solución.