La situación que atraviesa la policía local placentina se agrava por momentos y va más allá del cruce de acusaciones. De momento, el jefe del cuerpo ha presentado una querella criminal contra la concejala del área Josefa Pérez y contra un subinspector. La alcaldesa Elia Blanco se ha apresurado a señalar que no existe inestabilidad en la policía con el fin de llevar una calma donde hoy, lamentablemente, no existe. Sin embargo, para conocer con exactitud el problema que se ha generado en este cuerpo es preciso remontarse a meses, incluso años atrás, ya que este conflicto ha atravesado por un plante de la plantilla contra el actual jefe policial, una denuncia expresa de los sindicatos ante el subdelegado del Gobierno en Cáceres, José Diego por presuntas agresiones a un número. La situación se ha enquistado y es ahora el actual gobierno municipal el que intenta poner orden donde ni siquiera antes no lo ha habido. Apelar a la responsabilidad de las partes parece algo obvio en un asunto que corre el riesgo de agudizarse y hace peligrar el normal desarrollo del servicio. Buscar una solución judicial podrá ser efectiva de cara a limpiar la imagen de cada uno, pero no garantizará una vuelta a la normalidad hoy más necesaria que nunca.