Según los vecinos de Josef Fritzl , el hombre que cometió la aberración de tener cautiva a su hija durante 24 años en el sótano de su casa, violarla y provocarle siete embarazos, éste era una persona amable, uno de esos ciudadanos que sonríen cortésmente a las damas, excusan cordialmente a los caballeros y acarician la coronilla a los niños a la vez que les dan un caramelo. Una vez se han descubierto sus sádicas hazañas, su comunidad se ha quedado sin habla ¿Quién iba a cargarle semejantes atrocidades a este anciano bonachón? La verdad es que lo ocurrido en la casa de Josef Fritzl es casi imposible de creer, un caso único que nadie podía haber imaginado. Esto nos hace pensar que el ser humano no tiene límites cuando se trata de hacer daño a sus semejantes, incluso siendo miembros de su propia estirpe. Y también nos confirma que, tal como reflejó Robert Louis Stevenson en su novela, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde , algunos seres humanos llevan una bestia dentro que se les puede rebelar y convertirlos en seres despiadados.

El caso de Josef Fritzl roza la surrealidad por lo atroz e increíble que resulta su salvajada, y está teniendo una gran repercusión social. Todo el mundo se pregunta cómo es posible que ninguno de sus convecinos se percatara de lo que estaba ocurriendo. La respuesta quizá haya que buscarla en la capacidad que tuvo este hombre para impedir que la bestia que lleva dentro enseñara sus fauces.

Pero, en realidad, el mundo está lleno de doctores Jekyll con sus mister Hyde en sus entrañas. Son tipos por lo general amables y risueños, que se dejan querer y son considerados ciudadanos muy respetables por la sociedad. A priori tienen pinta de ser buena gente, porque participan en muchos eventos benéficos, no llevan tatuajes como los piratas y suelen ser bastante religiosos, pero a escondidas trafican con armas, con droga, con medicamentos, e incluso provocan guerras en nombre de la paz. Son lobitos buenos que nos saludan y nos sonríen a todos los corderos.

*Pintor.