Iñaki Gabilondo (SER) lo resumió en una frase: "En la época de Villalonga como presidente, parecía un cuento de hadas, y ahora con Alierta terminan vendiendo filiales y reduciendo la plantilla". El sentir de Magis Iglesias era claro: "Pienso lo mismo que muchos españoles: de aquel lujo y lujuria vienen estos lodos. Y no lo paga sólo la compañía, sino toda la sociedad. Espero que sea cierto que todas las bajas son voluntarias y sin cargo a la Seguridad Social, porque las de 1999 sí lo fueron".

Más preocupado estaba José María Ridao: "La corrección empresarial posterior a Villalonga no va a impedir que todo lo que se hizo utilizando a Telefónica de ariete vuelva al punto de partida. El mapa de medios de comunicación es así por el uso que hizo el Gobierno de la compañía". Puso su precisión Carlos Elordi: "Todas las telefónicas del mundo tienen problemas, pero ninguna ha reducido tanto la plantilla como la española. Las bajas corren a cargo de Telefónica y no de la Seguridad Social, pero ahora hay leyes que hacen el despido más barato".

Y, sin tapujos, remató Javier Pradera: "Un grupo de directivos, con el compañero de pupitre del presidente del Gobierno al frente, se apoderó de la empresa pública e hizo como el título de Woody Allen Toma el dinero y corre. Estamos ante una empresa pública privatizada que el Gobierno tomó como fuente de financiación para hundir a Prisa y Sogecable creando Vía Digital. Por aquel tiempo se decía que lo que perdía Vía Digital equivalía a un día de cash flow de Telefónica. No hay que olvidarlo".