Andan algunos muy mosqueados por la avalancha de logotipos para la candidatura cacereña a la capitalidad cultural europea del 2016. Nadie duda de que muchos de los deberes se están haciendo bien, pero que hayan llegado propuestas desde los confines de la Tierra, cuando menos da que pensar. Claro que esos mosqueados esperan que en esta oposición sí prime la pertenencia al terruño a la hora de ser evaluados.