XLxa galería Metta de Madrid expone la obra que Luis Canelo (Moraleja, Cáceres) ha elaborado a lo largo de los últimos tres años. A propósito no he escrito la obra pictórica porque no se trata solamente de pintura. Lo que hace Luis es Metafísica. Ha pasado de Tápies , su referencia juvenil, a Husserll. Kant planteó dos preguntas, entre otras, que han condicionado la investigación filosófica hasta nuestros días . Sus respuestas por un lado limitaron el alcance de nuestro conocimiento pero sobre todo le llevaron a considerar el objeto del conocimiento como fruto de un diálogo entre el sujeto y la experiencia. El fenómeno ya no era lo que estaba en la experiencia sino que lo que formaba el sujeto a partir de datos sensoriales. Canelo responde también a esas preguntas. ¿Qué podemos conocer? La naturaleza. ¿Cómo la conocemos? . En su inmediatez. Es decir, la respuesta presocrática. Porque la obra de Canelo es un comentario acerca de tres de los cuatro elementos en los que aquellos filósofos creyeron encontrar el origen de todas las cosas y de qué estaban hechas: Aire, agua y tierra. ¿Por qué no el fuego? Peculiaridades del artista. "No soy capaz de verle y sentirle".

Quizás el tiempo, y los famosos ciclos, le conduzcan en el futuro a captar la destrucción y el cataclismo que origina o la placidez de una chimenea encendida. Al fin y al cabo la filosofía consiste en volver a los orígenes.

Canelo se posiciona contra quienes consideran las categorías del conocimiento como estructuras del psiquismo (que pueden conducir al escepticismo) e intenta un saber radical a la manera de la filosofía de Aristóteles . Omnicomprensiva. Parte de la idea husserliana de que es necesario ir a las cosas mismas.

Y para evitar la advertencia de Kant, que las estructuras del pensamiento nos hacen ver nuestra realidad , no entra en su conciencia sino en el objeto al que se dirige su conciencia. Porque en su conciencia no hay nada más que la necesidad de ir hacia alguna parte y esa meta que encuentra es lo que nos muestra. El fenómeno vuelve a sus orígenes etimológicos: lo que aparece .

Una vez ante la realidad es necesario describirla y en eso consiste su obra. Pero no hace una descripción empírica, que para eso están las ciencias, sino una sintaxis exhaustiva de la realidad con sus signos y sus reglas. Signos como los microorganismos, las micropartículas, las gotas de agua, incluso los mares, el aire que discurre, la luz que aparece, se esparce, y logra explosionar en los colores. Sus reglas, la sucesión (la luz en sus distintas difusiones), el contraste (lo orgánico frente a lo inorgánico) y la estructuración lógica (el ser que es y el sentido de las cosas). Estamos no ante la piedra que vemos sino frente a la piedra que es. No ante el musgo sobre el que paseamos, es decir el musgo para nosotros , sino el musgo en su mismidad . La naturaleza es , más en el sentido en el que era la sustancia aristotélica, como fuente de actividad y por lo tanto tiene como característica el cambiar sin perder su unicidad, a la manera de Bergson. Es agua que es río, gota, mar. Es luz que camina del alborear a la claridad deslumbrante. Es piedra, musgo, amapola, microorganismo, mineral. Es aire que fluye, vuela, incluso es airado

Naturalmente, no se trata de un retrato de la realidad pues aún queda un resquicio para que aparezca la idiosincrasia del artista. Porque, aunque ha dejado aparcados sus prejuicios y sus conceptos, la subjetividad aún tiene algo que aportar. A la naturaleza, le da sentido la conciencia del artista.

*Profesor