Quizá alguna vez le hayan invitado a comer unos amigos recién casados con ganas de estrenar su vajilla de diseño y sus cubiertos de plata; y ya de paso, hacerle pasar la tarde visionando en el televisor de plasma fotografías y películas realizadas por la pareja durante su viaje de luna de miel a Cancún.

A este tipo de invitaciones podríamos llamarlas de toma y daca, porque suele ocurrir que el que hace de invitado hoy, hizo de invitador ayer o lo hará mañana. Pero este tipo de invitaciones se dividen en buenas, malas y peores, todo depende del lugar al que hayan ido los novios de viaje, y de su ego fotogénico. Si le invita una pareja que haya estado en Canarias y en el Caribe, cámara digital en mano, disparándose fotos en todos los lugares y en todos los momentos, búsquese cualquier excusa, por muy inverosímil que sea, porque si acepta se convertirá en un firme candidato a batir el record de bostezos disimulados en una tarde. Se llevan un poco mejor las sesiones que realizan los novios que han estado en países latinoamericanos del cono sur o en países árabes. Las más interesantes son las sesiones de las parejas que han estado en países del centro o sur de Africa, Japón, la India o el Tíbet.

Puede que sea usted invitado por una pareja aventurera, ansiosa de experiencias nuevas -ojo con lo que está pensando, que no es eso- y amiga de la cocina exótica, como recientemente le ha ocurrido a un conocido mío, que se sentó a la mesa de unos amigos recién casados que habían hecho la ruta de Marco Polo. Le ofrecieron una comida que tenía un aspecto irreconocible, pero estaba deliciosa y la comió con entusiasmo y sin ni siquiera preguntar qué era, porque este conocido mío siempre come lo que le echen. Luego le mostraron unas fotografías preciosas de lugares maravillosos. La velada fue a pedir de boca, hasta que al final, al despedirse del matrimonio mi conocido hizo elogios de la comida. La anfitriona asintió diciendo que ciertamente nunca le habían salido tan ricas la sopa de escorpión malayo, las croquetas de gusano de seda y la carne de iguana con salsa de soja.