En 1970, escribía una canción mi buen amado Serrat en la que un autodenominado «beso del infierno» se dirigía con sarcasmo a su suegra. Ese «soñador de pelo largo» recriminaba a la madre de su amada la frustración que arrastraba: «Yo soy ese por quien ahora, os preguntáis por qué, señora, se marchitó vuestra fragancia». La canción era estupenda o así nos lo pareció a los jóvenes de mi generación que reverenciábamos al reverenciable cantautor. Era fresca, rebelde, enfrentaba madres a hijas según eterna costumbre adolescente, se mofaba de la «señora» con sorna antiburguesa y fetén. Y es tontería grande juzgarla con los criterios de ahora, pues habría que censurarla como políticamente impresentable, tremendamente injusta, cargada de prejuicios y muy pero que muy machista.

Una, que vivió aquella canción en la edad de la joven educada en «las monjas» y receptora de «caprichos y lisonjas», ha ido cumpliendo años, se ha convertido en algo similar a la «señora» que caricaturizaba Serrat y ya cuenta con una hija que ha recibido el «soplo de Cupido», para gran satisfacción de la familia toda, incluida esta suegra que está encantada de serlo. Y que jamás de los jamases experimentó los sentimientos bastante inicuos que el entonces joven compositor atribuía con crueldad a la pobre mujer. Ni se ha considerado bicho raro por ello, pues tampoco los detectó nunca en su propia y añorada madre ni en sus amigas, todas ellas madres felices de serlo, mayores o menores que ella y de las que lleva ya conocidas legión. Todas conscientes de que las arrugas y la flaccidez de la carne son culpa de los años. No de los hijos.

Estos días la periodista Samanta Villar a quien los jóvenes conocerán mucho más que a Serrat y de la que esta curiosa impertinente ignora todo, salvo que ha escrito un libro en el que cuenta su experiencia maternal, proclama que ser madre quita calidad de vida. No pretendo endilgarle otro zasca o como se diga ahora. Solo apuntar la enorme felicidad, satisfacción, plenitud y sentido a la vida que me ha dado ser madre. Y para mí eso es la calidad. * Profesora.