Según temporadas se producen bombardeos de mensajitos comerciales recordándonos ciertas fiestas relacionadas con la madre, por ejemplo: el Día de la Madre, San Valentín, el día San Jordi... Todo es poco para ellas, en eso estamos todos de acuerdo, pero creo que el mejor regalo será precisamente el de sacarlas del armario.

Las madres son hoy en nuestro país un bien escaso, casi una especie a extinguir hay verdaderas campañas, perfectamente organizadas para liberarlas, para incentivar su marcha del hogar con la amenaza de excluirlas de la vida pública. Tener hijos es complicado, decimos, te cambian la vida, te merman oportunidades de empleo, mejor dicho de salario... porque las madres en casa también trabajan (...)

Con la excusa de que el amor de una madre no tiene precio, hemos hecho que la maternidad se reduzca a una serie de tareas incómodas y gravosas que imposibilitan la participación de proyectos exitosos y con repercusión social. Es más, queremos incluso convencerlas de que su trabajo lo puede hacer cualquier otro.

Entonces les hemos vendido la conciliación obligatoria, fuera del hogar, como una tabla de salvación para sobrevivir en una sociedad cada vez más individualista e insolidaria. Les animamos a que tengan hijos pero luego les decimos que los cuidarán y los disfrutarán las guarderías, que ellas sí están capacitadas y con todos los medios... Estamos pidiendo a las madres, y con ellas a toda la sociedad, unas renuncias que nos van a pasar factura.

Y la maternidad es otra historia, puede ser una verdadera vocación y puede llenar de felicidad a una misma y a los de alrededor. Por eso creo que este día es algo más que un montaje comercial, es un buen momento para reflexionar sobre el trabajo, silencioso, gratuito, olvidado en las malas políticas familiares, que realizan tantas mujeres que han decidido tener hijos y educarlos para que sean buenas personas capaces de transformar la sociedad en un gran hogar (...)

Pilar Pérez Rodríguez **

Correo electrónico