TEtl día en que lo iban a matar, Alvaro Ussía salió de su casa con la sonrisa ancha y la mirada limpia. Para no volver. Un asesino le reventó en el barrio de Argüelles. Allí quedó --ángel muerto, despierta -- su sonrisa rota y su futuro aniquilado. En el Balcón de Rosales, un café teatro sin licencia de discoteca donde todos los viernes regalan alcohol a los críos a dos euros la copa. En un local, propiedad del Ayuntamiento de Madrid con 47 denuncias donde tres matarifes muy machitos imponen su ley. Quizá Alvaro sabría ya la carrera que iba a estudiar, tendría novia, un porvenir. Nada de eso le será dado, ni siquiera la Navidad. Al alcalde sí. Al concejal del distrito de Moncloa sí. Los responsables de esa ciudad sin ley, candidata a los Juegos Olímpicos, cenarán con sus hijos en Noche Buena y verán llegar el nuevo año. Los tres gorilas también. A lo mejor hasta pueden pasarla con sus madres.

Me pasmo cuando veo al abogado de las tres presuntas personas: "¡no son animales, no son tigres, son gente normal!" o cuando leo que la madre de uno de ellos chilla: "¡Era un pijo, hijo de ricos!". Una jovencita entre la incredulidad y el espanto musita: "estaba en el suelo inconsciente y seguían pegándole y todavía se reían". Otra cabeza rubia susurra angustiada: "¡Si al menos sirviera para algo! Pero no harán nada. Como siempre". Sí harán, preciosa: dentro de poco veremos a la novia de uno de esos entes patibularios en la televisión, explicando su versión y mientras la panda de Pilatos se escaquea: el ayuntamiento no sabe nada porque tiene cedido el local a una empresa que a su vez tiene encargada la seguridad a otra a la que no le consta denuncia alguna, la justicia funcionará inexorable. Los juzgados seguirán colapsados y los jueces en su tarea: condenar a una madre por pegar una bofetada a su hija, soltar a la calle pederastas, dar conferencias en el extranjero... Y dentro de unos años, seguramente pocos, los culpables --si los hay-- estarán otra vez en la calle. A lo mejor hasta encuentran trabajo. Como porteros de discoteca.