TStustituida la ministra de Vivienda, María Antonia Trujilllo , por otra mujer de buena prensa y de muchos amigos periodistas, Carme Chacón , había que buscar la mala malísima del Gobierno:Magdalena Alvarez , titular de Fomento.

Lo cierto es que los sucesivos desmanes de las infraestructuras catalanas han hallado en Magdalena Alvarez la víctima propiciatoria. Ni a Montilla ni a Joaquín Nadal , que algo sabrán de la historia, sino a la gran inversora que dice ser Alvarez, que ha tenido que recurrir a Zapatero para proclamar que seguirá en su cargo en tanto el presidente no decida lo contrario.

Lo que no quita para que todos los diarios audiovisuales o de papel reflejen con nitidez lo acontecido el martes en el Congreso, donde la ministra hubo de escuchar muy severas recriminaciones de todos y cada uno de los grupos parlamentarios, con la sola excepción de los socialistas. Alvarez, a la defensiva, ha acusado de hacer trampas y mentir a quienes la critican, ridiculiza a Rajoy y tacha a los que se quejan de El Prat de no ser buenos catalanes. PP, CiU, ERC e IU-ICV piden la destitución de la ministra de Fomento, pero ella se enroca en el apoyo del presidente del Gobierno". En un diario hay un comentario titulado "la ministra macarra", en el que se explica que "la actitud y los gestos de Magdalena Alvarez completaron una comparecencia marcada por las duras palabras".

Otro periódico titula: "La ministra se escuda en Zapatero para ignorar el clamor por su dimisión". Y el dato de que el PP invirtió en Cataluña en infraestructuras 1.100 millones más que el PSOE. Dice a su vez otro periódico en su principal titular que Magdalena Alvarez se aferra al cargo y sólo se irá "si Zapatero me lo pide", y que la gestión de la ministra provocó que por primera vez en la legislatura PP, CiU, IU y ERC coincidan y exijan la dimisión.

Decididamente, Maleni es la mala malísima del Gobierno. Es improbable que a estas alturas de legislatura Zapatero atienda el clamor general de sustituirla, pero es improbable que en otra legislatura pudiera repetir su actual condición: ha quedado quemada y bien quemada por el gran apagón barcelonés, y por las restantes ineficacias de Cercanías, del AVE y de El Prat. Ni Montilla ni Nadal: Maleni es el chivo expiatorio elegido.