La práctica totalidad de la prensa española alaba el gesto del Rey, y Jefe del Estado, de mandar callar al presidente, y Jefe del Estado, de Venezuela Hugo Chávez . En las antípodas, la práctica totalidad de la prensa latinoamericana muestra su rechazo y su crítica abierta a lo que ya han calificado como bravuconería real e ínfulas imperiales.

El ya famoso "¡Por qué no te callas!" de Juan Carlos I y el golpe de efecto que el mismo ha producido entre los millones de ciudadanos no solo de Venezuela, sino del resto de países de habla hispana latinoamericanos ha tenido un efecto perjudicial para nuestra imagen. Cuando se vayan calmando las ansias patrioteras de las tertulias podremos comprobar cuánto daño se ha producido.

Se une ello a la actitud de nuestras empresas nacionales en América Latina: sueldos miserables, financiación de corruptelas, intervenciones en gobiernos- La nómina de los agravios crece, y la defensa que el presidente Zapatero hace de las multinacionales españolas sin más autocrítica y la pataleta del Rey, probablemente contribuyan a aumentar la lista de los mismos.

Pero ¿cuál es el trasfondo de lo dicho por Hugo Chávez? El 11 de abril de 2002 se produjo un golpe de estado contra la democracia venezolana encarcelando a su presidente legítimo y poniendo en su lugar a Pedro Carmona , líder de la patronal venezolana, cuyas dos primeras decisiones fueron suspender el Parlamento y las garantías democráticas. Todas las naciones condenaron el golpe menos EEUU y España. En 2004 el propio ministro de Asuntos Exteriores, Moratinos , afeó al PP su actitud en el asunto y desveló que nuestro embajador había mantenido relaciones inmediatas con los golpistas.

También desde hace tiempo el expresidente Aznar viene interviniendo en la política interna americana hasta el punto de merecer la crítica de las cancillerías en aquellos países donde la intervención de mandatarios extranjeros a favor de candidatos está prohibida. Con estos datos podemos mirar a otro lado, seguir mandando callar y esperar que en el futuro nos reciban con los brazos en alto. Pero como dijera la magistral Katherine Hepburn en Un león en invierno , "en un mundo donde el hijo de un carpintero resucitó, todo es posible".