Estos días en Madrid no se habla de otra cosa que de la detención y puesta en libertad --previo pago de 90.000 euros-- de Mayte Zaldívar . Una mujer que hizo de la desvergüenza virtud, como la mayoría de los implicados en la operación Malaya . Que se pavoneó en los platós de televisión de estar limpia de polvo y paja, cuando todo el mundo intuía que su enriquecimiento --del que alardeaba con total impunidad-- no podía venir de sus asiduas colaboraciones en A tú lado , en Salsa rosa o en Dolce Vita , por más que los de Tele 5 le estuvieran pagando una fortuna por airear sus miserias, por inculpar a quienes como ella llevan viviendo años de la sopa boba, del pago de comisiones, de un dinero que no les pertenecía y del que se habían apropiado al más puro estilo de la camorra napolitana.

No sé si Mayte volverá a algún programa de televisión una vez que el juez le ha inculpado por blanqueo de dinero, es muy posible que no, pero también es posible que quiera sacar tajada de su estancia en los calabozos de Marbella, de su experiencia declarando ante el juez. Si lo hiciera, si alguien siguiera alimentando el ego de esta mujer y sus cuentas corrientes, habría que pensar que vivimos en una sociedad enferma. Una sociedad que todo lo convierte en espectáculo, sea cual sea el pecado cometido.

Porque sólo así se entiende que un medio de comunicación contrate a quien presume ante sus cámaras de haber recibido de manos de su exmarido Julián Muñoz , bolsas de basura llenas de dinero, provenientes de comisiones ilegales. Declaraciones que fueron el principio de una investigación que muy posiblemente le llevará a dar con sus huesos en la cárcel.

XHAN SIDOx muchos los cadáveres que en su deriva, ha dejado la señora Zaldívar por el camino. Aunque finalmente lo que le ha perdido ha sido la ambición, la ignorancia y el despecho al comprobar que otra mujer podía disfrutar de lo que ella consideraba que le pertenecía en exclusiva. De ahí que sean muchos los que afirman que en su declaración ante el juez trató por todos los medios de implicar a Isabel Pantoja . No me extraña, aunque al final quien saliera salpicada fuera su propia hija. Eso demuestra hasta qué punto le ciega el odio y las ganas de venganza.

Leyendo el sumario, viendo la cantidad de empresas que tenía esta mujer y la mayoría de los implicados, una se da cuenta de lo fácil que es delinquir, y la impunidad con la que han operado individuos que antes de meter la mano en la caja del Ayuntamiento marbellí, no tenían dónde caerse muertos. De ahí lo eficaz que está siendo el trabajo del juez, del fiscal, y de la Policía Judicial. Sin sus desvelos, sin su meticulosidad a la hora de obtener pruebas, es muy posible que muchas de estas personas siguieran campando a sus anchas por Marbella y por otras ciudades de España, donde la práctica de la extorsión, se ha convertido desgraciadamente, en el pan nuestro de cada día.

*Periodista