Para muchas personas la buena ortografía no ha sido nunca una prioridad. No hay más que darse una vuelta por las redes sociales para sufrir la ligereza con la que algunos muestran al gran mundo sus deficiencias lingüísticas.

Algo sorprendente, pues las redes sociales son, antes que nada, palabra escrita. Podremos compartir en nuestro muro de Facebook deseos, frustraciones o reflexiones mediante videos o imágenes, pero la gran herramienta en internet es, sin duda, la escritura. Y si esta es llamativamente errónea, el lector podría desviar su atención del contenido para centrarse en su agramaticalidad.

¿Escribir faltas de ortografía es censurable? No vayamos tan rápido. He detectado cierta corriente entre algunos profesores y pedagogos para los cuales escribir faltas de ortografía es aceptable en determinados canales, por ejemplo en los mensajes de teléfono móvil. No logro comprender por qué el receptor de un MSN o de un wasap merece menos respeto en el ámbito de la comunicación que un profesor de universidad que se dispone a corregir, bolígrafo rojo en mano, el examen de turno. ¿Por qué debemos redactar con corrección el currículum que puede abrirnos las puertas de un futuro próspero y no el wasap que enviamos a un grupo de trabajo o de amigos? ¿Por qué habríamos de criticar la mala educación, la mala política o la mala cocina, y sin embargo ser benevolentes con la mala ortografía?

Quienes defienden como práctica aceptable escribir faltas de ortografía están enviando un mensaje tóxico y peligroso. No atiendan a estos gurús de la mala ortografía, atiendan a Google, cuyo algoritmo viene penalizando desde 2011 cualquier proyecto en la red que atente contra el buen uso del idioma. Parece mentira que Google, empresa emblemática del denostado capitalismo, tenga más sentido común y sensibilidad que presuntos humanistas que educan a nuestros hijos.

* Escritor