TLtos periódicos se nutren de tres clases de noticias: hechos inverosímiles como la vida misma; publicidad favorable a unos o denigratoria para otros; y acontecimientos y datos que alguien desea ocultar porque su divulgación comportaría algún perjuicio para alguien. Me temo que la violencia de género no pertenece a estas tres categorías. No cabe decir que sean noticias insólitas cuando es sabido que dos millones de españolas sufren agresiones domésticas. Y, desde luego, no es publicidad que beneficie a nadie. Ni siquiera sirve de mérito a la policía porque los casos suelen resolverse cuando los agresores se entregan o cuando los vecinos indignados los señalan con el dedo. No hay partido político capaz de usar esta noticia contra otro, porque surgen maltratadores hasta en las mejores familias. Tampoco se trata de nada que alguien pretenda ocultar. Ni la peregrina teoría de la alarma social borra de los diarios estos titulares.

Me inquieta pensar que un día estas noticias dejen de ser noticia, que disminuyan de tamaño sus titulares y el interés se vuelva apenas un parpadeo distraído. Pero, entonces, leo que una mujer ha viajado de Jaén a Rubí para castigar crímenes de este género cometidos hace 58 años, y constato otra vez que el horror engendra horror y que la realidad siempre superará a la ficción.

*Escritor.