TStiempre que voy a Sevilla me acuerdo de Badajoz, no por nada, ni siquiera porque dos de sus torres emblemáticas están emparentadas. Y la nuestra fue más novedosa en su momento. No. Una me trae a la cabeza a la otra porque el destino de ambas es antagónico. Aunque Sevilla tenga una suerte de que carece Badajoz: un Guadalquivir navegable.

Verán. Sevilla no fue tan importante en época histórica. Era el barrio industrial y portuario de Itálica. No le llegaba a la suela del zapato a Mérida, al menos en categoría administrativa. Sevilla fue la primera capital árabe de la península, antes que Córdoba y por muy pocos años. Pero Mérida le ganaba en contenido político. Luego la ciudad lusitana perdió su valor en beneficio de la recién fundada y árabe Badajoz y Sevilla pasó a desempeñar un papel secundario, inferior al de nuestra capital, que era la cabeza de una región militar enorme y luego cabeza de un reino más extenso y rico que el de Sevilla. Tenía unos reyes más cultos, pero menos poetas. Por eso se celebraron más y son más conocidos.

Las cosas cambiaron en el siglo XII. Alfonso VII de León tomó Almería y el comercio del Estrecho se pasó a Sevilla. Badajoz era una fortaleza formidable, pero, poco a poco, iba perdiendo valor. Resistió hasta 1230. Sevilla hasta 1248, pero ya entonces era la ciudad más grande de nuestro territorio. Y ya sólo medró. Luego vino América y mientras Badajoz quedaba arrinconada contra la frontera portuguesa, como baluarte defensivo, Sevilla crecía y crecía y se hacía bellísima. Badajoz sólo tenía murallas.

Por eso, cuando visito a una me acuerdo de la otra. Por eso y porque las autoridades sevillanas miman a su ciudad y la cuidan con pasión, también a sus murallas, y las badajocenses la desprecian y la maltratan, incluso a sus murallas. ¿No estaban prohibidos los malos tratos? De eso sabe mucho Badajoz, más que Sevilla. A la vista está.

*Antropólogo