Sé que después de pasados cuatro años de que perdiera todas sus capacidades y uno y medio de que murió, es absurdo que me castigue así. Cuando empezó a perder su lucidez la torturé intentando mil cosas para que no se me fuera. Me costó mucho aceptar que no podía hacer nada. Y ahora, salgo de mi nuevo piso y me recrimino: «Si la hubiera traído aquí, donde podía sentarla en el balcón, quizá con el sol y el bullicio de la gente al pasar, con el parque de enfrente, todo se hubiera retrasado». Nunca me quitaré el sentimiento de culpa por no poder hacer un milagro. Lo siento, mamá. Perdóname por no poder detener el párkinson y la demencia; por no poder mantenerte a mi lado, anclarte a este mundo un tiempo más; por no poder evitar que perdieras el habla o el movimiento; por no poder evitar que me dejaras sola demasiado pronto y por no poder evitarte el sufrimiento del final.

Siempre estuve contigo en los momentos más difíciles. No me separaba de tu lado, de tu cama, y creí que podría engañar al destino y que no te alcanzaría lo que te estaba destinado. Creí que, estando a tu lado, saldrías adelante como otras veces. Pero fallé. Las cosas me pillaron a trasmano y, una vez que esa horrible enfermedad te invadió, no pude pararla ni ralentizarla.

Cuando te fuiste, cambié de ciudad y de piso para empezar de nuevo. Pero aun así, allí donde mire te veo. Me gustaría tanto que pudieras acompañarme en este nuevo lugar. Por todo ello te pido perdón, mamá.

fútbol

El Barça pierde, Cataluña gana

F. Gomis Mas

Barcelona

El Barça ha metido un gol realmente histórico en propia puerta. Mucho mayor y dañino que el que metió su defensa, contribuyendo a hacerle perder por duplicado ante el Madrid. Resucitando en mala hora su ser «más que un club» contra la dictadura, precisamente cuando la democracia le permitía ser así más eficaz en esa ya ilegítima estrategia, jugando sucio, ha sido el buque insignia de un secesionismo promovido por ambiciosos y corruptos que pretendían hacer de Cataluña la isla pirata, el puerto franco de su botín.

A medida que se ha ido acercando el pretendido día D de la secesión, el despertar interno y externo de la ciudadanía ante la creciente acumulación de impresentables chanchullos y amenazas por sus promotores -para no hablar de «éxitos» como el brexit- han ido alcanzando también al tan culpable Barça. El mismo autor del -quizá inconsciente, ya que no voluntario- gol físico en propia puerta, Piqué, ha tenido que reconocer hoy la crisis, no sólo en el equipo -la huida de Neymar es sólo la punta del iceberg, sino en el mismo club, cada vez más desprestigiado, como los indignos políticos a los que ha apoyado tanto para sí como para la mayoría de los catalanes, que antes de su pésima deriva política, siempre habíamos respaldado. Hoy, en cambio, ese perder del Barça es una clara victoria para Cataluña.

Turismo

No todo vale

Jaume Catell

La Sénia

Es bueno hacer turismo y es bueno recibirlo. Lo que no es bueno es el todo vale, ni siquiera con la excusa del dinero. No es bueno que a los turistas se les permita aquello que no se nos permite a los autóctonos y tampoco les sería permitido en sus países. No se pueden aceptar disturbios, fiestas, gritos y música a cualquier hora y lugar. No se pueden permitir personas desnudas o semidesnudas por la calle. No se pueden permitir aglomeraciones continuas que dificultan la vida cotidiana de los residentes habituales. No se pueden permitir los alojamiento ilegales. El turista será siempre respetado en la medida que respete a quien lo acoge. La desmesura y el desorden no hacen más que crear problemas.