Decano de la Facultad de Derecho de la Uex

En relación con el comunicado que suscriben la plantilla de jugadores del primer equipo y cuerpo técnico del Cacereño, son algunas las correcciones, de naturaleza estrictamente jurídica, que se antojan precisas, a fin de no llegar a eso que tanto parece preocuparle a dicho grupo: la confusión o intoxicación de la opinión publica.

En primer lugar, no es cierto, y cae por su propio peso, que la situación afecta a la esfera personal y de vida privada del presidente de dicho club, señor Campo, o, como se sugiere más adelante, a su privacidad (intuyo que quiere decirse, en todo caso, intimidad, pues la privacy del derecho anglosajón es algo distinto a ella). El señor Campo es el regidor del equipo de fútbol más representativo de la provincia, y, en consecuencia, no querrán ahora sus paladines que los asuntos de trascendencia pública que le afecten se guarden debajo de la alfombra, pues tal actitud no es propia de un Estado de Derecho. Más aún, la STC 185/2002, de 14 de octubre, recuerda la conveniencia de que la comunidad sea informada sobre sucesos de relevancia penal, y ello con independencia de la condición de sujeto privado de la persona afectada por la noticia, pues reviste relevancia o interés público la información sobre sucesos que alcancen en sus investigaciones las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, especialmente si los delitos cometidos entrañan una cierta gravedad o han causado un impacto considerable en la opinión pública. Téngase en cuenta que, por desgracia para todos, el señor Campo ingresó en prisión provisional por los presuntos hechos delictivos, lo que ha de ser tenido en cuenta a los efectos de ese impacto, además de que esa medida cautelar, como recuerda la reciente LO 13/2003, de 24 de octubre, sirve para asegurar el normal desarrollo del proceso y la ejecución del fallo, así como evitar el riesgo de reiteración delictiva. ¿Sabían algo de esto, siquiera sea por inspiración transitoria, los firmantes del libelo?

También se cita --cómo no, qué boda sin la tía Juana-- la presunción de inocencia. Repasando los ejemplares de los dos periódicos regionales, que son los destinatarios del escrito (con el único fin del lucro mercantil para obtener una mayor venta de ejemplares ), no encuentro frase alguna que comprometa este derecho fundamental. Incluso, se le ha dado la oportunidad al señor Campo de explicarse, no sólo cuando compareció en los juzgados el pasado 29 de octubre, sino en otras ocasiones en las que pudo expresarse con mayor tranquilidad de ánimo. Ni ha habido juicio paralelo, ni, menos, se ha cotilleado o elaborado crónica rosa (¿?) alguna. Dios le libre al señor Campo de lo primero; no tienen ni idea sus empleados de lo que supone padecer un linchamiento mediático --como se dice ahora-- de los de verdad. En esta materia, la inventiva del comunicado alcanza niveles de paroxismo, y parece utilizarse para poner el parche antes que salga el grano a nivel deportivo, cuando lo que noto es un uso adecuado de la libertad de información, esencial para que el ciudadano pueda formar libremente sus opiniones y participar de modo responsable en los asuntos públicos (STC 110/2000, 5 de mayo).

El primero que mezcló deporte y justicia fue el entrenador del Cacereño que hace suyo el manifiesto. El 25 de octubre, con la noticia de referencia muy fresca, declaró en Ecija después del encuentro que hubo ansiedad y ganas de dedicar la victoria a nuestro presidente, por lo que perdió una ocasión para quedarse callado y omitir tal extremo, pues esa neutralidad de la que han hecho gala las cabeceras de nuestra ciudad contrasta con la inoportunidad de las palabras del señor Díaz. Menos mal que no le brindó el empate, algo insólito en la jerga balompédica, a no ser que las tablas acarreen un ascenso o la obtención de un título, que no es el caso. Ese sí que es un modo inapropiado y forzado de confundir las cosas. ¿Hay o no intereses económicos --o mercantiles -- en la defensa cerril del entrenador a su presidente?

En materia de violencia doméstica, la denuncia de la víctima es esencial para el devenir posterior del procedimiento. El señor Campo merece seguir siendo respetado, y no que se le respete como pide el comunicado. El único desconsiderado hacia su presidente ha sido Ismael Díaz, que mal favor le ha hecho tirándose al charco. La culpa será del árbitro, como siempre. Pero también eficacia en la investigación y el mismo respeto para la presunta agredida, a la que nadie le dedica empates, ni, menos, victorias. Sólo espera, como todos, la de la justicia.