El Ministerio de Medio Ambiente, que algo tendrá que decir, lo ha advertido proponiendo gravar el excesivo consumo de agua, algunas administraciones autonómicas han regulado normas sobre la proliferación salvaje de los campos de golf. Alguien tendrá que parar esta destrucción irreversible de nuestros recursos naturales, básicamente un bien tan escaso como es el agua. El pasado año, sin ir más lejos, en algunas zonas de nuestra región saltó la alarma ante la escasez de tan preciado líquido, entre ellas Fregenal. La Confederación Hidrográfica del Guadiana y la propia Junta de Extremadura tuvieron que tomar cartas en el asunto ante los graves problemas de abastecimiento que sufrían los frexnenses, habilitando para ello, por si fuera necesario, el pantano de Valuengo que abastece a duras penas a los 11.000 habitantes de Jerez. Sería paradójico que la Administración autonómica mediante un PIR autorizase ahora el descabellado proyecto de un campo de golf, que ha convertido al Ayuntamiento de Fregenal en mero intermediario de empresas constructoras e inmobiliarias, siendo éstas las que deciden dónde, cómo y cuándo se recalifican los terrenos y a cambio de qué. Lo que subyace en este asunto no es el campo de golf, la tapadera, son las 600 viviendas que contemplan sobre terreno rústico y el beneficio que les reportará. Las previsiones de viviendas nuevas en Fregenal son desproporcionadas, más 2.000 para una población de 5.000 habitantes demográficamente estancada o en retroceso en la últimas décadas. Son responsables los ayuntamientos, por ser los promotores de este modelo especulativo, pero lo será también la Junta si permite y aprueba este tipo de planes urbanísticos.

Francisco Martín Aparicio **

Badajoz