La exvicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega no queda en muy buen lugar en el caso de los aviones de la CIA que transportaban ilegalmente prisioneros y que recalaron en España. Según los papeles de Wikileaks, De la Vega no ponía reparos a esos vuelos y se conformaba con que el Gobierno estuviera informado para estar prevenido.