Lleva poco más de dos años como delegada de la Agencia Tributaria en Extremadura, a la que llegó en diciembre del 2001, y desde entonces ha desempeñado su labor de un modo pulcro, profesional y asequible, hasta donde su función se lo permite.

María Teresa Pisano Avello es inspectora de Hacienda y ha mantenido en todo momento un perfil técnico irreprochable, hasta el punto de no pronunciarse sobre asuntos que no sean de su materia. Cuando lo son, responde, aunque bien es cierto que sin salirse del guión preestablecido. Su última comparecencia fue el pasado martes para dar a conocer los datos sobre los resultados de control fiscal, entre los cuales surgió el mayor fraude carrusel y delito fiscal del IVA conocido en Extremadura durante toda su historia, por valor de 45 millones de euros.

Asturiana, de Gijón (1960), Pisano está casada y tiene tres hijos. Se licenció en Derecho por la Universidad de Oviedo en 1982 y más adelante se preparó las oposiciones para la Inspección de Hacienda. Como joven licenciada, desarrolla su carrera durante los primeros años en Barcelona hasta 1988, que se hace cargo del Departamento de Gestión Tributaria, donde permanece durante dos años, para ocupar luego la jefatura de la Dependencia Regional de Recaudación en el Principado de Asturias, que ejerció hasta su traslado a Badajoz.