Hemos leído en el periódico que el Gobierno de Marruecos ha expresado su fuerte indignación, después de que la policía española recurriera a la violencia física contra un estudiante marroquí. La protesta no se ha hecho esperar y fue presentada al embajador español en Marruecos, considerada inaceptable la violencia física contra ciudadanos marroquíes.

Sin embargo, no se considera inaceptable y se guarda gran silencio ante los abusos de los derechos humanos que viene sufriendo la población saharaui. Nadie se fija en ellos. Las tremendas y continuadas palizas y torturas que reciben desde hace tiempo en cárceles marroquíes, apenas alguno se manifiesta exigiendo sus derechos, nunca tienen fin. Son fácilmente demostrables en fotografías que todo el mundo puede ver aparte de los testigos que con valeroso pecho lo quieren atestiguar.

El pulso que en el mes de abril Aminetu Haidar echó a los Gobiernos de España y Marruecos con su huelga de hambre "a favor de la libertad de los presos políticos y de conciencia saharauis", estuvo a punto de dejar a los niños sin sus Vacaciones en Paz repercutiendo en la subida de los billetes, obligando a que los padres de acogida superaran sus esfuerzos para lograr el importe de los pasajes y que los niños pudieran venir quitándolos pos dos meses de aquel infierno de desierto. Muchos padres de acogida no han podido por la crisis y la subida acogerlos y como siempre los afectados: los niños, los más débiles. ¿No son estos actos irrespetuosos a la dignidad humana?

Mientras, España sigue pescando en aguas del Sáhara Occidental por intereses creados y tratos oscuros como es la venta casi regalada de armas al Gobierno marroquí. Y somos muchos a los que nos da coraje y grima ver que armas españolas sirvan para apuntar al pueblo Saharaui.

José Gordón Márquez **

Azuaga