Dice Zapatero estar contento con el equipo que tiene, pero poco hay que reflexionar a la luz de los resultados para ver que él y sus componentes están dejando a España como un paisaje lunar, toda llena de cráteres donde vamos cayendo unos hoy y otros mañana, tanto en el terreno laboral como en el económico, sin que aquí se vea una solución para salir de los enormes socavones que ha causado el mal hacer y la torpe gestión de quienes nos gobiernan. Algunos les dan el nombre de bufones que hacen reír a los grandes, manejándoles como marionetas a su antojo, invisibles en sus opiniones, y otras veces como convidados de piedra.

En la cumbre celebrada en Granada se obliga al dictador de Marruecos a respetar los derechos humanos e impulsar el avance de la solución al contencioso del Sáhara que se eterniza. Por su parte, España no muestra ni un ápice de interés, mientras los atropellos se suceden día tras día y el Gobierno español sigue mirando hacia otro lado sin intención de apoyar el derecho de autodeterminación para la que fue colonia española. Y aún el pueblo saharaui sigue confiando en España, cuyos gobernantes no merecen confianza. Las buenas palabras y amplias sonrisas de Zapatero no sirven para nada, no aportan soluciones, y se desentiende de ellos ocupado en corregir los fallos que él mismo ha ocasionado.

José Gordón Márquez **

Azuaga