Tienen las confusiones lingüísticas un atractivo irresistible y lo mismo erratas que gazapos que disparates en los exámenes, son capaces de alegrarme el día, pese a que en este último caso la sensación sea agridulce.

Las distintas acepciones de las palabras en el español de América propician momentos hilarantes. Así esa polla del presidente, vocablo tan grosero en España, y que en Chile significa lotería. Me encantan también los sinsentidos generados en el ámbito doméstico y aún me provoca risa y ternura recordar a mi hija, diminuta ella, pronunciando mañana pericio en lugar de Miami antivicio, o a mi hijo, tumbado en la gandulita, argüir, tras una tarde entera oyendo noticias de la guerra del Golfo, que san José podía ser muy bueno, pero que san Juseín, era malísimo. Me divierten los que surgen en las relaciones sociales, como el de aquella buena persona que le daba el pésame a una amiga porque su madre había fallecido de un fallo multiorgásmico, pero también los errores clásicos como el de referirse a una acogida gloriosa con el terrible olor de multitud y otros más cultos como sustituir los pechos bizarros por pizarros y sin pestañear.

A personas religiosas he visto yo orar con devoción presurosa Dios te salvaría, y a otras muy resolutivas expresarse a voz de pronto. Y si entramos en el capítulo de los exámenes, magnífico es aquello de que los emperadores romanos organizaban combates de radiadores, que las nubes con mayor carga de lluvia son los cunilingüis o que un famoso pintor es Leotardo Da Vinci. Los periódicos tampoco se libran, con gazapos tan salvajes como la deuda eterna de Panamá por externa o que la culpa del gol de Pirri la tuvo el falo monumental de Laersen y no el fallo.

¿Y qué decir de los políticos? Sobre todo de los que transforman a diario su trascendental labor en un reality chabacano. Así, puede que por emular a aquella miss a la que no le apetecía estar todo el día en el candelabro, el diputado Rufián se ha quejado de la invernación del gas Castor. Y ha demostrado una vez más que no es lo mismo un twit que un discurso.

*Profesora.