El Gobierno español, en línea con sus socios europeos, sigue decidido a suministrar más medicinas y en grandes dosis a la economía enferma. Así, a medidas tan espectaculares como las adoptadas hace hoy una semana --subir hasta 100.000 euros por cuenta y titular la garantía sobre los depósitos bancarios y crear un fondo de 30.000 millones de euros para comprar activos sanos al sistema financiero-- se unieron ayer otras dos decisiones con las que se pretende recuperar definitivamente la confianza del público en bancos y cajas de ahorro y, sobre todo, que las entidades puedan seguir financiando a empresas y particulares, es decir, que abran el crédito. Lo que ayer aprobó el Consejo de Ministros, reunido en lunes de manera extraordinaria, fue conceder avales a bancos y cajas de aquí al final del 2009 hasta un tope de 100.000 millones de euros para que las instituciones puedan captar dinero en un mercado interbancario que sufre una crisis de desconfianza. Por si eso es poca garantía, se autoriza al Estado a entrar en el capital de las entidades financieras.

A nivel europeo, París, Londres, Berlín y Madrid inyectaron un billón de euros a los bancos, en un plan de rescate sin precedentes que supera en volumen al de EEUU.

¿Reaccionará el enfermo ante estos medicamentos introducidos por goteo El comportamiento de los mercados ayer indica que sí. De momento, hubo espectaculares subidas de las bolsas --tras las fuertes caídas de la pasada semana-- y el euríbor parece iniciar la tendencia a la baja. Pero aún es pronto para concluir que el maremoto financiero remite.

Pueden, sin embargo, establecerse ya varias conclusiones. La primera de ellas es que, pese a las quejas ultraliberales, la intervención del Estado ha sido indispensable.

La segunda, que la acción de refuerzo de la banca europea debía ser coordinada entre todos los países de la UE, de igual forma que se realizó una histórica bajada de tipos acordada por los grandes bancos centrales de todo el mundo.

Y la tercera, y tal vez la que tendrá más consecuencias futuras, es que la acción de los gobiernos parece apuntar más allá de la estabilización de los mercados. Algo profundo está cambiando en un sistema capitalista escaldado después de la orgía liberal que nos ha acercado al colapso.

La esperada reunión que hoy mantendrán el presidente Rodríguez Zapatero y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, servirá de termómetro para ver hasta qué punto los dirigentes del PSOE y el Partido Popular han asumido que estamos ya en otra realidad, crítica, que requiere más acción, más política y menos ruido cara a la galería. Por el momento, ayer continuaron las críticas: Rajoy reprochaba a Zapatero que le vaya a "informar" y no a "consultar" sobre las medidas económicas adoptadas, mientras que el presidente dijo esperar el apoyo del líder del PP a las mismas. Es fundamental que el talante cambie si verdaderamente se apuesta por consensuar soluciones políticas.