WEw xtremadura recibió el pasado año 2,5 millones de turistas, subiendo con respecto al año anterior en más de un 10%; el turismo rural incrementa sus visitantes en más de un 47% con respeto al 2005 y sin contar con los datos de diciembre; en el 2006, el número de turistas extranjeros que vinieron hasta la región subió casi un 20%, cinco puntos más que la media nacional; solo la ciudad de Cáceres recibió a más de 411.000 turistas, lo que significa 7.000 visitantes más que el año anterior; la iniciativa privada dio muestras de creer en el futuro del sector turístico en Extremadura y se abrieron 94 nuevos establecimientos... Cifras y datos que ponen de manifiesto que se ha pasado la etapa de estancamiento de la que hablaba en años anteriores el Consejo Económico y Social, y que el turismo en Extremadura va aumentando su peso como generador de riqueza y empleo.

Sin embargo, este sector tiene todavía que superar un reto que es su principal debilidad: el de terminar con el turista fugaz. La mitad de los turistas que visitan los tesoros históricos, patrimoniales y naturales de esta tierra se quedan apenas un día en ella. La fugacidad no es un fenómeno que afecte a Extremadura; es una característica del turismo de interior: en la costa, muchos turistas se instalan; en el interior, la mayoría pasea, ve y se va sin participar de la oferta complementaria existente. Hacérsela ver, presentársela como un ingrediente más de su estancia inolvidable es el objetivo. Un objetivo que trasciende a la hostelería y que atañe al conjunto de las administraciones, principales productores de esa oferta complementaria.