TLta violencia de género continúa prodigándose. Es como una especie de lacra ritual que nos golpea, creando una especie de apariencia de impunidad. Hasta la generalización de este terrorismo hogareño, esta sociedad detectaba resortes en los que la falta de diligencia provocaba la causa de muerte en la mujer. Hoy, las medidas judiciales, sociales y policiales se han incrementado notablemente; pero el maltrato y el asesinato siguen siendo marcas de una estadística cruel. Esta sociedad está fallando, porque es incapaz de ser eficaz, aun con las nuevas medidas. Hay una cuestión que parece estar latente y, quizá, tenga mucho que ver con esta falta de diligencia: la del acotamiento del hogar familiar como lugar de cierta impunidad frente al agresor.

El asesinato de la mujer por su compañero tiene un nombre: terrorismo de género. Los cada vez más casos de mujeres asesinadas por sus maridos o parejas debe cuestionarnos acerca de por qué se está fallando tanto en los resortes policiales, judiciales y administrativos. No podemos permitirnos decir, ante el atropello y el resultado muerte, que han sido ineficaces todas las medidas de protección. Esto no es de recibo, especialmente cuando la víctima hizo todo lo que tenía que hacer, desde la legalidad, contra el maltratador-asesino.

*Abogada