Dramaturgo

Que en este caso, en el de Nigeria, es mensajera, periodista osada que escribió a favor del Certamen de Miss Mundo en Nigeria. Escribir a favor de un certamen de misses en España puede ser objeto de críticas por parte de un sector contrario al uso de la mujer como vitrina, pero hacerlo en Nigeria, y encima siendo mujer, te cuesta la vida. ¡Hala! Ya tenemos a otra ciudadana escondiéndose por esos mundos de Dios por el terrible delito de escribir lo que le viene en gana. En España escribir o hablar sobre certámenes de misses no se castiga con nada, pero hablar o escribir contra Telefónica puede ser fatal.

Que se lo pregunten a Isabel San Sebastián que se ha tomado el Ultimo café por hablar de Telefónica y por defender a Pedro Jota. Ella que saltó a la pantalla como adalid de la libertad de expresión y que denunciaba (nunca se encontraron las pruebas para sus argumentos) la falta de libertad en la etapa del gobierno socialista, contribuyendo al ascenso de quienes se la han cargado (incluído Ernesto Sáenz de Buruaga) se ha encontrado, de repente, con que no, con que no era liebre el gato que le vendieron. Y no hay derecho, no podemos asistir a este acoso que, al igual que el de Nigeria pero con menos sangre por derramar, se carga la libertad de expresión de un plumazo y nos pone a los pies de los caballos a todos los demócratas que en este país defenderemos esa libertad y a esas personas que la practican, incluídos Isabel San Sebastián, Pedro Jota y Ernesto Sáenz de Buruaga.

Uno siempre ha mirado a los teléfonos como instrumentos para facilitar la comunicación y la expresión, ahora los veo con forma de guillotina para las lenguas, y me dan miedo.