TAt nadie debe sorprender el silencio de Rajoy o los paños calientes de su estado mayor respecto a las recientes declaraciones del eurodiputado y exministro del Interior, Jaime Mayor Oreja , en las que señala a Zapatero como un aliado de ETA para hacerse favores mutuamente. Mayor fue un buen ministro del Interior, su carnet de puntos en el PP es muy amplio, en algún momento optó a la sucesión de Aznar y siempre despachó la imagen de un hombre honrado.

Sin embargo Rajoy y su equipo se han sentido muy incómodos con las inoportunas opiniones de un compañero que mete en el mismo saco al Gobierno y a una banda de criminales por su común propósito de debilitar a España. El aspecto más brutal de dichas opiniones es que se está refiriendo a un aliado de su propio partido en la lucha antiterrorista.

Aún así, a los dirigentes del PP les cuesta formular una descalificación explícita del exministro. Y eso les honra, pues demuestran ser más respetuosos con él que lo que él ha sido con ellos al ponerles en tan desairada situación. De todos modos, como queda dicho, tampoco hace falta que sean más expresivos Rajoy y su gente para dejar claro que no respaldan las acusaciones del exministro y sus maliciosos juicios de intención contra el Gobierno de Zapatero.

El que más lejos ha ido a la hora de distanciarse de Mayor Oreja ha sido el líder del PP en el País Vasco, Antonio Basagoiti , cuyo apoyo al Gobierno socialista de Patxi López en el País Vasco está siendo decisivo en el proceso de desintoxicación nacionalista y el acoso a ETA. Otros, como María Dolores de Cospedal , se limitan a ratificar su apoyo a la política antiterrorista del Gobierno y a señalar la falta de pruebas de que Zapatero esté preparando un segundo tiempo en la negociación con ETA. Y, en fin, Sáenz de Santamaría , hace meritorios equilibrios verbales para eludir el respaldo a Mayor sin descalificarle abiertamente.

Todo eso tiene una lógica aplastante. Si fuese cierto que Zapatero sintoniza con ETA, según denuncia el exministro del Interior, el PP estaría pecando por ingenuo o por traidor al hacer frente común con los socialistas en Madrid y Vitoria. Una de dos: se estaría dejando engañar descaradamente o, sabiendo que Zapatero y ETA se entienden, estaría traicionando no sólo a sus votantes sino a todos los españoles en general.

Si la prueba de cargo son las denuncias de Mayor Oreja no se puede aceptar ninguna de esas dos hipótesis. Ni la del engaño ni la de la traición. Por tanto, sólo nos queda la del exministro convertido en juguete roto del pasado. Fue un excelente ministro pero Mayor ha reaparecido en tono menor. Va por el mismo camino que Aznar, que en su día nos invitó a buscar entre nosotros a los autores del 11-M. Ahora se limita a teorizar sobre la peineta como nexo lógico entre actitudes descaradas y respuestas descaradas.