Hasta ahora, la cuesta de la Media Fanega era la expresión más acabada de la dificultad de conectar Extremadura con Sevilla. Incluso con las mejoras de los últimos años, --una carretera con carril de servicio para camiones que permitía una circulación más fluida--, la Media Fanega ha conservado intacto su carácter de símbolo fronterizo, de ´raya´ que cruzar, el punto en que muchos extremeños, camino de la capital andaluza, se han parado durante años para tomar fuerzas antes de encararlo.

A partir de hoy, y por fortuna, ya no será lo mismo: la Media Fanega costará menos, será menos cuesta, casi se allana, merced a la apertura del tramo de la A-66 que permite, de una tacada, salvar también el cuello de botella de El Ronquillo.

La A-66, que está prácticamente acabada en Extremadura (las previsiones de la Delegación del Gobierno son las de abrir el último tramo, entre Aldeanueva del Camino y Villar de Plasencia, antes del 9-M), se completa en Andalucía. Desde hoy, Extremadura está más cerca del sur, de Andalucía y muy especialmente de uno de sus destinos favoritos: las playas de Huelva y Cádiz, que para un cacereño quedan a tres horas, y para un emeritense o un pacense, a poco más de dos.