En esta época en que tanto se debate sobre la carencia de médicos, nadie parece conocer la situación de un pequeño grupo de sanitarios de la Comunidad Autónoma de Extremadura, pertenecientes a la Consejería de Sanidad y Dependencia, que trabajamos en la atención directa a discapacitados y mayores, pero en condiciones muy diferentes de las de nuestros compañeros del Servicio Extremeño de Salud (SES). Desde hace años nuestros permisos por vacaciones o incluso nuestras bajas laborales no se cubren, de manera que existen tareas que no se resuelven hasta nuestra incorporación. En los Centros de Atención a Discapacitados (CADEX) el trabajo se acumula por la creciente demanda de solicitudes de reconocimiento, sin que haya aumentado la plantilla de médicos; por otro lado, no podemos consultar pruebas complementarias básicas (analíticas, radiografías) al no tener acceso al programa JARA. Existen residencias de mayores en las que la plaza de médico está vacante con las consiguientes molestias para los usuarios. Esto es sólo una parte del iceberg. Los médicos que trabajamos en estos centros nos sentimos cada vez más olvidados por la Administración, con ofrecimientos de homologación con el personal del SES que al final son tristes promesas electorales que nadie obliga a cumplir, excluidos de la auténtica carrera profesional y sin posibilidades de promoción laboral. Hemos contemplado como compañeros de los centros de Drogodependientes (CEDEX) y de Planificación Familiar que estuvieron con nosotros en la Consejería de Bienestar Social han sido integrados plenamente en el SES, mientras que a nosotros se nos niega el pan y la sal. El desánimo y la falta de expectativas facilitan que el desgaste profesional comience a hacer su aparición. Es hora de tomar decisiones por parte de quien corresponda, de lo contrario es posible que alguno de nosotros termine por hacer las maletas para buscar en otros lugares lo que injustamente se nos niega aquí y ahora.

Jesús Rubio Borreguero **

Médico