Soy un profesor de Educación de Secundaria que, desde aquí, querría levantar la voz como docente y apoyar a mis compañeros docentes con respecto a las agresiones (algunas tan simples que ni siquiera nosotros somos conscientes de ellas) que casi todos sufrimos con mayor o menor frecuencia. Pienso que es momento de unirnos todos, maestros, profesores, funcionarios, interinos, padres, tutores... todos.

Comprendo perfectamente todos los atenuantes del caso de la agresión en el IES Norba Caesarina, en Cáceres, la problemática del alumno y que final y afortunadamente no sucedió nada. Sin embargo, eso no quita el hecho de que haya ocurrido, de que mañana me puede pasar a mí o que le puede pasar la semana que viene a cualquiera de nuestros compañeros.

Parto de la base de que nadie es agresivo porque sí, de que todos somos personas, seres humanos y, como tales, ese es nuestro principal atenuante: no somos perfectos, cada uno tiene su circunstancia y muy seguramente este hecho es un hecho aislado en un centro en el que, como se dice en la prensa, no existen problemas de disciplina.

Y sin embargo ha ocurrido. A un docente. En un aula.

Ha habido un docente que ha sido agredido pero afortunadamente no ha pasado nada. ¿Por qué hay que esperar a que pase algo? ¿Por qué no hay que hacer algo ahora? Siempre he pensado que es mejor prevenir que curar y, precisamente por nuestra profesión de docentes, nos estamos encargando a través de la educación de niños y adolescentes de esa previsión de futuros problemas en la sociedad a través de la Educación.

¿Por qué curar? Está en nuestra propia labor profesional el prevenir. Preveamos. Evitemos. Hablemos. Razonemos. Dialoguemos. Solucionemos. Pero no le quitemos la importancia que tiene.

Apoyémonos. Apoyadnos.

Fernando Alcalá Suárez **

Docente del IES Virgen de Guadalupe