La depresión es una patología con especial impacto en las sociedades modernas. Está a la orden del día y todos conocemos a alguien cercano que la padece o ha padecido (como, por ejemplo, el caso de actualidad, Kiko Rivera), y seguramente nosotros mismos a lo largo de nuestras vidas la sufriremos. La OMS afirma que más de 350 millones de personas padecen esta enfermedad en el mundo. Algunas de las causas son: el ritmo acelerado que se lleva en las ciudades, la contaminación, los malos hábitos alimenticios, la vida sedentaria, así como las aglomeraciones de personas y vehículos son factores que inciden bastante en este trastorno. Estamos hablando de una enfermedad que necesita un tratamiento adecuado y que se ha ido haciendo un hueco en nuestra sociedad, convirtiéndose en uno de los problemas de salud más habituales en la actualidad. Por todo ello, desde hace ya unos años se están desarrollando programas de prevención en terapias escolares, familiares y laborales que reducen en gran medida el riesgo de que se manifiesten los síntomas de estos trastornos.

DEMOCRACIA

Esperanza y trabajo

Gabriel López

Sant Boi de Llobregat

Hablamos sin cesar de democracia y hasta que no tenemos el problema encima, sobre nuestra conciencia, no empezamos a decir: «Salvemos a las personas». Todas estas personas que vienen sin hogar, sin rumbo a un país en el que hay tantos pueblos vacíos, tierras sin labrar, escuelas cerradas... Me doy cuenta de que ojalá pudiéramos ofrecer vida a quien no la tiene, empezar a cultivar nuestros campos olvidados, abrir esas escuelas cerradas. Voto por crear una nación libre de acogida y de iniciar un camino para toda esta gente con ganas de una vida mejor aunque sea fuera de su lugar de nacimiento. Espero que, de una vez por todas, seamos de verdad humanitarios y consigamos fortalecer y crear el mandamiento: ayudar no hace daño, ni a ellos ni a nosotros. Encontremos para todos la felicidad de la que muchísimas personas carecen y ayudémosles a vivir una realidad de esperanza y trabajo.

aquarius

Si fuéramos nosotros

Marta Mato

Santa Coloma de Farners

La oscuridad del atardecer se cierne sobre el Mediterráneo y, de repente, se encienden los focos de cubierta. Iluminan las caras de los que están a mi alrededor, caras de cansancio, angustia y dolor. En cuestión de horas se podría acabar el agua potable y la comida y podría haber un motín. Todos sabemos de qué huimos, pero no a dónde vamos o qué será de nosotros.

Es un milagro que tanta desesperanza no haya hundido el Aquarius. Cualquiera de sus tripulantes podríamos ser nosotros y sentiríamos un gran alivio al saber que España nos quiere acoger, tanto que ignoraríamos que es la primera medida electoral-humanitaria de un Gobierno que forma parte de una Europa que se ha saltado todos los tratados de Derechos Humanos. Porque la UE solo se reúne si hay dinero para repartir. Al final tendrá razón Albiol, cuando dice que «España no puede convertirse en una gran oenegé porque los recursos económicos son limitados». Lo son, en parte, porque su partido ha robado a manos llenas; sino, tal vez aún sobrarían.

Quien no quiere repartir ni las migajas es VOX, que ha anunciado querellas a las personas, entidades o estados que ayuden a quienes están en situación de naufragio, acusándolos de tráfico ilegal de seres humanos. Ya no nos extraña que VOX confunda un levantamiento con una cacerolada, pero pretender hacer pasar a oenegés como Médicos sin Fronteras por traficantes de personas es de una repugnancia extrema.