Siempre ocurre lo mismo: conforme se acerca el día en que las comunidades autónomas y el Gobierno central cierran las negociaciones sobre la financiación autonómica, aumenta el ´ruido´ de manifestaciones, la estrategia de cada cual de arrimar el ascua a su sardina por el procedimiento de hablar más alto o de hacer las declaraciones más rotundas para que se oigan por encima del resto. En este sentido, la petición de Fernández Vara de poner sordina a esta pelea que divide al país es como predicar en el desierto: nadie le hace caso.

Y, sin embargo, sería el momento de ser prudentes. Una negociación de este tipo siempre será difícil para una región como Extremadura, cuyo peso político es muy escaso, acorde con el peso demográfico o de desarrollo. Máxime en una situación de crisis.

La petición de prudencia también debería atañer al PP, cuyos dirigentes están haciendo declaraciones que son, necesariamente porque no se conocen los datos de la negociación, especulaciones. Y en este asunto de la financiación, el PP debería dejar de hacer esa oposición preventiva que viene practicando y apoyar sin fisuras al Gobierno, entre otras razones porque, si finalmente hay motivos para censurar su gestión, la credibilidad sobre su posición crítica aumentaría.