El Talgo Badajoz-Madrid, que se recuperará en el primer trimestre de 2018, aportara más «comodidad y fiabilidad» a los viajeros, pero no acortará los largos tiempos de viaje que existen en la actualidad porque depende de la infraestructura ferroviaria y ésta es deficitaria en Extremadura hasta que los trenes puedan circular por la nueva plataforma que se está construyendo para la Alta Velocidad. Así lo aseguró ayer el presidente de Renfe, Juan Alfaro, en su visita a Mérida donde mantuvo una entrevista con la consejera de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio, Begoña García Bernal. Éste dijo que el Talgo ofrecerá más «confort» a los viajeros que realicen este largo recorrido de más de 400 kilómetros, ya que contará con vídeo o cafetería, entre otras mejoras, pero reconoció que el tiempo de viaje variará «muy poquito» del actual debido a que la vía existente no permite una velocidad alta, una misma tesis que enfatizó la consejera extremeña asegurando: «sin infraestructuras, los tiempos son los que son».

Hay que valorar positivamente la visita del presidente de Renfe a la región para abordar el fondo del problema, así como para tratar de cambiar la tendencia al deterioro que actualmente sufre el servicio ferroviario de larga distancia con hasta 43 incidencias contabilizadas entre el 1 de julio y ayer. Sin embargo, sus ofertas resultan un tanto escasas: la puesta en marcha del Talgo es en realidad la recuperación de un servicio --recordemos-- eliminado en diciembre del 2010, y la instalación de un taller de reparación de trenes en Badajoz clama al cielo que aún no existiera teniendo en cuenta que se dispone de una sola vía para los dos sentidos Badajoz-Madrid.

Sin embargo, bienvenido sea todo ello.

Está claro que los anuncios tratan de rebajar el clima de protesta social que se ha generado en la región de un tiempo a esta parte contra la situación del ferrocarril. No obstante, las mismas no van a lograr acallar ni mucho menos un clamor por una situación muy deficiente que el propio presidente de Renfe reconoce. Está bien mejorar los trenes, así como someterlos al oportuno mantenimiento para evitar más incidencias de las debidas, pero como dice él mismo la verdadera solución pasa por contar con una infraestructura nueva que permita mejores tiempos y ésta tardará aún dos años más en estar disponible y eso si ADIF y el propio Ministerio de Fomento no echan el resto para cumplir con sus compromisos.