Este país, y, también, en democracia ha sentido la violencia terrorista en lo más profundo. Más de mil víctimas de distintas bandas terroristas han marcado la historia de tantas y tantas familias, que fueron objetivos de estas bandas criminales. Al final queda la historia, la memoria viva de lo que ocurrió, y la manera de contarlo, que debiera tener su importancia, si ello conlleva el respeto a la dignidad hacia esas familias, que sufrieron el escarnio de las bandas terroristas, especialmente, ETA y GRAPO. Se ha iniciado una experiencia piloto en colegios de distintas comunidades autónomas, bajo el título: «testimonio directo de las víctimas del terrorismo en centros docentes». Teniendo en cuenta, además, que aún quedan casos sin resolver.

Parece ser que el objetivo de esta iniciativa es concienciar a los estudiantes, mediante el apoyo de los Ministerios de Educación e Interior, acerca del denominado relato y memoria del terrorismo en nuestro país.

Iniciativas como esta, ya fueron emprendidas, en el pasado, por ejemplo, por la UNESCO, que junto con los Estados que la componen trabaja en distintos materiales para ofrecer a los escolares, en relación a situaciones de conflictos internacionales, que causaron verdaderos genocidios en distintos países a lo largo de la historia contemporánea. Tratando de establecer pedagogías y análisis críticos para que estos chicos y chicas sean conscientes de la necesidad de ser críticos frente al uso de la violencia y el fanatismo violento llevados a cabo a lo largo de hechos y acontecimientos destacados de la Historia reciente.

En este sentido, la propia Unesco asevera que ha de ser fundamental guardar esa memoria, y especialmente, poniendo el énfasis en las víctimas, en sus recuerdos y en el sufrimiento como parte de esa explicación de la memoria; al entender, que sobre ellas debe pivotar ese ejercicio de no repetición de acciones violentas que tanto daño hacen al país y a la sociedad que la padece. Estableciendo el principio claro de que la memoria del terrorismo debe estar fundada en la dignidad del no olvido ante el sufrimiento causado, más allá, de insistir en la fuerza de la Ley para hacer justicia.

En el caso español, la importancia estriba en ser testigos de las manifestaciones y testimonios de tantas y tantas personas que fueron secuestradas, asesinadas y dañadas ellas y sus familias, por mor de una estrategia terrorista, que tenía la violencia como causa y manera de hacer sentir el mayor dolor posible a la sociedad sobre la que actuaba. Y además, puede servir, para demostrar una vez más que el radicalismo, la violencia y la intolerancia hacia el otro pensamiento no forma parte de la vida de nuestra sociedad.

Este programa sobre la otra memoria jamás contada, tiene su interés, si sirve para reflejar lo que han padecido y padecen estas víctimas del terrorismo; y colabore a reconfortar a aquella sociedad que debe rechazar la violencia en relación a todo tipo de manifestaciones, porque conforma el lastre de una sociedad violentada por el fanatismo y el radicalismo de sujetos que observaron al terrorismo como una manera de vivir y una manera de matar, al mismo tiempo. Procurando que la memoria juegue el papel apaciguador ante tanta intolerancia, generando un ecosistema de justicia para poder compensar en lo más profundo el sufrimiento causado a tantas --demasiadas-- víctimas del terrorismo en nuestro país.