WSwólo 19 días después de que Batasuna asegurase que tenía la voluntad de "sacar de las calles" el conflicto vasco, ETA ha llevado el miedo, con cinco bombas de escasa potencia, a las carreteras de Madrid, para convertir en un caos la operación salida del puente de la Constitución. Así aclara, con su verdadero lenguaje, cuál era el verdadero sentido de las palabras de Arnaldo Otegi, y qué fundamento tenían los rumores sobre una posible tregua de la banda: ETA sigue sin admitir el profundo y criminal error de la violencia, y sólo entiende el cese de sus acciones terroristas como una concesión que debe ir precedida de una imposible cesión política por parte del Gobierno español.

Si Batasuna, como es de suponer, no condena de forma explícita el nuevo atentado violento, demostrará una vez más a quién sigue supeditada y que no representa ya ni siquiera a las bases sociales aberzales cada vez más conscientes del callejón sin salida en que se encuentran.

En un momento en que se está intentando utilizar como instrumento de ataque político las acciones de otro terrorismo, sería de esperar que nadie rompiese la necesaria unidad de criterio de los partidos demócratas ante una ETA cada vez más débil y aislada.