Esperaba que pasaran estos días festivos para escribir unas líneas a un buen amigo. Pensaba apuntarle que había hecho gestiones para que le llegara mi reciente estudio sobre Miguel Hernández y los combatientes republicanos en Extremadura durante la guerra civil. Por otra parte le iba a comentar que con toda probabilidad nos veríamos a principios de julio de este año en Barcelona con motivo de la celebración de un congreso sobre la guerra civil, al que tenía intención de asistir y donde él participaría.

Sin embargo estas líneas ya no se escribirán, acabo de enterarme del fallecimiento de ese buen amigo, de Gabriel Cardona . No es mi intención hacer una breve semblanza de Gabriel, estos días he podido leer varias de ellas en diferentes medios de comunicación, pero sí quería hacer referencia a una faceta de su vida. Una faceta en la que muchos coincidimos en apuntar, su generosidad. Y una buena prueba de ello fue nuestra breve amistad.

A finales del 2002 inicié los primeros pasos para elaborar un trabajo histórico sobre el ejército republicano en Extremadura durante la guerra civil. El tratamiento de este tema conllevó la necesaria lectura de algunas de las obras del profesor Gabriel Cardona. Aunque había leído algún libro suyo (El poder militar en la España contemporánea hasta la guerra civil ), tengo que admitir que para mí era un autor prácticamente desconocido hasta ese momento. Poco a poco fui conociendo su extensa obra y su nombre empezó a salir en algunas conversaciones que mantenía con otros historiadores. Fue en una de estas charlas cuando el amigo e historiador David Ginard i Féron (autor de una excepcional biografía sobre la pacense Matilde Landa ) me facilitó el correo electrónico de Gabriel Cardona (residía en Barcelona) y me insistió en que contactara con él.

Hice caso a David y me dirigí al historiador que en buena medida me había servido de guía bibliográfico. Cuál fue mi sorpresa al comprobar que su respuesta llegó al día siguiente y en ella hacía un claro ofrecimiento de ayuda en la elaboración de mi trabajo histórico. A partir de ese momento, últimos meses de 2006, solicité su opinión sobre diversos aspectos. Las respuestas, siempre amables, apenas tardaban un par de días en llegar, además nunca puso objeción alguna a conversar telefónicamente. Todo esta relación historiográfica se concretó finalmente en su aceptación para elaborar el prólogo de mi ya futuro libro Tropas en un frente olvidado. El ejército republicano en Extremadura durante la guerra civil .

Pero esta generosidad la pude constatar también hacia otros historiadores extremeños. Así se mostró dispuesto y encantado de presentar su libro El poder militar en el franquismo en Cáceres el 22 de mayo de 2008 y ello a pesar de que la petición la hacía un entonces pequeño y casi desconocido Grupo de Estudios sobre la Historia Contemporánea de Extremadura (GEHCEx). Una presentación que sirvió para vernos por primera vez. El viaje Talavera la Real-Cáceres fue de lo más agradable y ello a pesar del considerable retraso en su vuelo desde Barcelona que supuso llegar a Cáceres unos minutos antes de la proyectada presentación.

Al día siguiente, y con otros historiadores, marchamos a Castuera, donde debía intervenir como ponente en las Jornadas Guerra y patrimonio en el Frente Extremeño , organizadas por el CEDER-La Serena. La verdad fue que Gabriel tuvo que intervenir en dichas jornadas a pocos minutos de su llegada a esta localidad de la Serena.

A pesar de todas estas precipitaciones de horarios, Gabriel mostró su agradecimiento por el trato recibido y señaló su intención de regresar a tierras extremeñas en un futuro.

Nos volvimos a encontrar en marzo de 2009 durante la celebración en Badajoz del congreso Extremadura y la guerra civil 70 años después de su finalización (1939-2009) que habían preparado el Proyecto de la Memoria Histórica de Extremadura y el Departamento de Historia de la Universidad de Extremadura. En este congreso Gabriel expuso una aclaratoria ponencia sobre los dos ejércitos contendientes en la guerra civil española. Allí tuvimos unos breves minutos y hablamos de proyectos, también de algunas anécdotas de su viaje por tierra extremeñas el año anterior y quedamos en vernos en el futuro.

En los meses posteriores continuamos nuestra relación epistolar y telefónica. Tengo que reconocer que me sorprendió su enorme alegría cuando le comuniqué que mi libro finalmente acababa de aparecer (otoño de 2009). Sus felicitaciones no se hicieron esperar al recibir varios ejemplares, al igual que su apoyo para difundirlo a lo largo de 2010. De hecho siempre he creído que las últimas líneas del prólogo a mi libro eran otra muestra de la generosidad de Gabriel.

Y ha sido al comenzar 2011 cuando ha acontecido su fallecimiento.

Su pérdida supone un duro golpe para la investigación histórica sobre la España contemporánea, pero Gabriel Cardona además de buen historiador era un buen hombre.

*Historiador y presidente del Grupo de Estudios sobre la Historia Contemporánea de Extremadura (GEHCEx).