He decido no leer las informaciones sobre lo que ocurre en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, ni las buenas, ni las malas. Sí, díganlo en alto, soy una cobarde, pero tengo miedo y me digo: «Si has de enfermar, hazlo en la provincia de Badajoz para que te lleven al Infanta o en Madrid, que hasta el peor de sus hospitales parece que supera a los nuestros».

Esta inquietud puede parecer exagerada, pero últimamente en el complejo hospitalario universitario de Cáceres (pomposa denominación, ¿no les parece?) no ocurren más que desgracias: mueren pacientes por posibles negligencias, las moscas campan a sus anchas por los quirófanos, cucarachas en uno de los depósitos de una habitación, falta de atención en una planta, etcétera, etcétera. Menos mal que hemos bajado el consumo de antibióticos y con ello un gran ahorro económico.

Parece que a la sanidad cacereña le ha mirado un tuerto. Esperemos que con la puesta en marcha del nuevo centro hospitalario, todo cambie y vivamos tiempo mejores tanto para los usuarios como para los sanitarios.