A mediados de mes, los bancos americanos dieron malos resultados y se confirmó que la crisis de las subprime había averiado el sistema financiero. También hubo datos negativos de la economía real, y el miedo a la recesión en Estados Unidos se acentuó.

El nuevo presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, estaba ante su primera crisis. Pidió un plan de estímulo a la economía, y el viernes, 18 de enero, Bush lo esbozó. Pero Wall Street cerró a la baja. La confianza en Bush estaba en mínimos y la Fed parecía dudar: había síntomas de recesión, pero la inflación (4,1%) doblaba el objetivo.

El lunes, 21, los mercados americanos no operaban (por el aniversario del nacimiento de Martin Luther King), pero el miedo a la recesión invadió el resto de parquets, desde los de las economías asiáticas --Bombay cayó un 7%-- hasta los de la Unión Europea, donde las bolsas se desplomaron.

El Ibex-35, por ejemplo, cayó un 7,54%, el mayor descenso de su historia. Y lo más grave era que las caídas iban acompañadas de un miedo casi irracional a que la todavía no confirmada recesión americana condujera a una grave crisis mundial. Volvía la sombra del crack del 29.

Pero la alarma llegó a la Fed. Era preciso evitar el pánico, que podía autoalimentarse y provocar una catástrofe financiera. Y, una hora antes de que el martes, día 22, abriera Wall Street, se anunció que en una reunión extraordinaria, celebrada por videoconferencia el lunes festivo a última hora de la tarde, la Reserva Federal había rebajado 0,75 puntos los tipos de interés, hasta el 3,5%. El mayor descenso desde 1984. Desde entonces --sin abandonar la volatilidad-- los mercados se orientaron al alza y el Ibex rebotó con fuerza el jueves: un 6,95%.

El cambio de tendencia se debe a que las bolsas han visto que Bernanke toma decisiones a lo Greenspan, que está en el puente de mando, planta cara al pánico financiero y quiere evitar la recesión. Pero la incertidumbre en los mercados no ha desaparecido tras esta situación. Ayer mismo, el Foro Económico Mundial (FEM) en la ciudad suiza de Davos, que reunió a unos 2.500 economistas y políticos de primera línea, concluye hoy clamando por medidas globales para hacer frente a las tensiones económicas mundiales. Los expertos, que aprecian síntomas que incluso recuerdan el cuadro anterior al ´crack´ del año 1929, recomiendan establecer controles y mecanismos de alerta, nuevas políticas fiscales y una estrecha cooperación global entre países para frenar los efectos de una recesión en EEUU, y advierten de que lo peor podría estar por llegar

El Banco Central Europeo parece algo atenazado, y su presidente, Jean-Claude Trichet, causó alarma el miércoles al insistir en que su preocupación era la inflación y no pensaba bajar tipos.

Pero si la Fed los vuelve a bajar medio punto el martes, Trichet no tendrá margen. Y puede tener que bajarlos. Los críticos afirman que el dinero barato tendrá inconvenientes a largo plazo. Quizá, pero Bernanke parece seguir a Keynes cuando contestó: "A largo plazo, todos muertos".