Siempre hemos oído que en caso de infarto un minuto es vital y viendo cómo transcurrió el pasado 11 de julio lo que sufrió nuestro padre, la verdad es que es un verdadero milagro que aún esté con nosotros.

Poco después de las dos de la tarde, uno de los hermanos lo encontraba en el campo, tirado en la sombra, inconsciente, pensó que estaba muerto. Avisó a otro hermano para que buscase auxilio en el Centro de Salud de Villafranca rápidamente.

Se personó allí al momento y se encontró con un médico y un enfermero a quienes ofreció llevarles él mismo al lugar donde estaba su padre para que lo atendiesen. No sólo no le hicieron caso sino que le dijeron que "si está muerto llamasen a la Guardia Civil y al juez". Preguntaron dónde estaba y tras confirmar que la parcela estaba en el término de Fuente del Maestre, le dijeron que fuesen a buscar ayuda al centro de salud de esa localidad. Se fue desolado y confundido.

Llamamos a la Guardia Civil quienes contestaron que estaban atendiendo a un desalojo y no podían ir. Mientras tanto llamamos al 112 en varias ocasiones e incluso pidiendo un helicóptero y alguna pauta para intentar hacer algo, porque hubo un momento en que nuestro padre comenzó a mover levemente parte de su cuerpo y al menos respiraba. Había sufrido un ictus.

Entre las tres menos cuarto y menos diez de la tarde volvimos al Centro de Salud de Villafranca a buscar ayuda porque nadie había ido a socorrer a nuestro padre y la respuesta de un señor que estaba allí fue, mirando su reloj, "es que hasta las tres no entramos en urgencias". Al parecer después han dicho que no había constancia de aviso para este caso, porque no hubo llamada alguna. No, no la hubo, claro que no, porque se nos ocurrió que era mejor ir en persona para agilizar el proceso e incluso acompañarlos al lugar.

Eran las cuatro de la tarde cuando el 112 llegó a donde estaba nuestro padre, escoltado por uno de los hermanos que acudió en su búsqueda. Es posible que si le hubiesen atendido antes, los daños fuesen menores y las repercusiones para todos también.

Después de esta experiencia, que no vengan a hablarnos de las bondades de la sanidad pública, porque nos preguntamos dónde está la vocación y profesionalidad de algunas personas, incluso la caridad humana, porque seguro que hubiéramos pedido ayuda a alguien que no fuese médico y nos hubiera atendido mejor de lo que ellos lo hicieron. Pediremos responsabilidades a quien corresponda pero también queremos hacerlo público porque no queremos pensar que hay ciudadanos de primera y de segunda aunque las evidencias demuestren otra cosa.

Familia Pardo Guerrero **

Villafranca de los Barros